Las semillas de girasol se han posicionado como un alimento clave para cuidar la salud del cerebro y potenciar funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje. Gracias a su rica composición nutricional, estas semillas no solo benefician al sistema nervioso, sino que también apoyan el bienestar general del organismo.
Uno de los elementos más destacados de las semillas de girasol es su contenido de vitamina B-5, un nutriente esencial para la síntesis de neurotransmisores. Según expertos de la Universidad de Harvard, esta vitamina facilita la comunicación entre las neuronas, lo que resulta fundamental para el mantenimiento de las funciones cognitivas. Además, las semillas contienen antioxidantes, como la vitamina E, que protegen las células del cerebro frente al daño oxidativo, reduciendo el riesgo de enfermedades degenerativas y la pérdida de memoria.
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Además de su impacto en el sistema nervioso, las semillas de girasol son una fuente concentrada de ácidos grasos saludables, como el ácido linoleico (omega-6), que favorece la salud cardiovascular al equilibrar los niveles de colesterol. También son ricas en proteínas, fibra y minerales como magnesio, fósforo y selenio, todos esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo.
La vitamina E, presente en altas cantidades, actúa como un antioxidante que no solo protege las células cerebrales, sino que también fortalece el sistema inmunológico y mejora la salud de la piel. Estos nutrientes convierten a las semillas de girasol en un complemento ideal para una dieta equilibrada.
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Los especialistas recomiendan consumir unos 30 gramos de semillas de girasol al día, aproximadamente un puñado. Estas pueden incluirse en ensaladas, yogures, batidos o productos horneados. También es posible utilizarlas para preparar recetas como mantequilla de semillas de girasol o leche vegetal, maximizando sus beneficios de manera versátil y deliciosa.
La vitamina B-5 desempeña un rol crucial en la producción de acetilcolina, un neurotransmisor esencial para el aprendizaje y la memoria. Además, otras vitaminas del grupo B, como la B-12, son fundamentales para mantener la mielina, una capa protectora de las neuronas que asegura la transmisión eficiente de señales en el cerebro. Incorporar alimentos ricos en vitamina B, como las semillas de girasol, ayuda a prevenir déficits que podrían causar problemas de memoria y fatiga mental.
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