Dentro de la biodiversidad de México, existe una planta que ha sido utilizada desde tiempos ancestrales por sus múltiples propiedades medicinales. Se trata de la Guazuma ulmifolia Lam, conocida comúnmente por diversos nombres como “guacima”, “caulote”, “palo de olote”, entre otros. Este árbol, que puede alcanzar hasta 25 metros de altura, se distingue por su corteza que se desprende en pequeños pedazos y sus hojas anchas en la base que se angostan en la punta. Sus flores amarillentas y frutos globosos negros completan su característico aspecto.
La Guazuma ulmifolia es ampliamente reconocida en la medicina tradicional mexicana, especialmente en las regiones de Guerrero, Puebla y Veracruz, donde se emplea para tratar diversas afecciones gastrointestinales. Aquí exploramos algunos de los principales beneficios de la guazima recogidos por la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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Uno de los usos más comunes de la guazima es en el tratamiento de la diarrea. Una infusión preparada con la corteza y las hojas de este árbol se consume en ayunas o como agua de tiempo. Esta misma infusión se utiliza para tratar infecciones intestinales en niños. Además, en casos de empacho, se ingiere para aliviar los síntomas asociados.
La guazima tiene potentes propiedades antiinflamatorias. Las infusiones de sus hojas pueden ayudar a aliviar problemas digestivos como diarreas y cólicos. Además, su uso externo puede tratar inflamaciones y dolores musculares.
Las hojas y la corteza de esta planta se utilizan en remedios caseros para tratar resfriados y asma, gracias a sus propiedades expectorantes y antiinflamatorias.
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Aplicada externamente, la guazima puede ayudar en la cicatrización de heridas. También se cree que sus componentes tienen efectos diuréticos, favoreciendo la eliminación de líquidos del cuerpo.
La guazima contiene compuestos que actúan como antioxidantes, protegiendo las células del daño oxidativo. Estos beneficios son atribuidos a su riqueza en compuestos bioactivos como flavonoides, taninos, mucílagos, terpenoides, alcaloides, ácidos orgánicos y saponinas.
Para preparar un té de guazima, siga estos pasos: