Texto: Raúl J. Fontecilla
Con información de Susana Colin Moya.
La capital recibió con nostalgia la noticia de que la famosa palmera que da su nombre a la Glorieta de La Palma , en el cruce de las calles Niza y Río Rhin con Paseo de la Reforma, será retirada por el gobierno de la CDMX el próximo domingo 24 de abril, debido a una plaga de hongo que imposibilita salvarla.
Hay quienes hablan del futuro del emblemático árbol que dio su nombre a una estación del Metrobús, así como del espacio que lucirá vacío tras su retiro. Se comenta desde trasladar el árbol al Vivero Nezahualcóyotl hasta de hacerle una intervención artística.
Otros recuerdan la presencia que ha tenido esta palmera en la vida cotidiana de miles de capitalinos, quienes han conocido este punto de referencia de la ciudad por generaciones.
La historia de La Palma de Reforma
Si bien faltan datos precisos sobre el momento en que se plantó esta palmera, se sabe que la glorieta donde reside fue un proyecto para el trazado urbano de la capital desde 1864, a cargo de Ferdinand Von Rosenzweig y Luis Bolland, dos de los europeos que dieron forma al "Paseo de la Emperatriz", actual avenida Reforma .
Paseo de la Reforma en la década de los 30. Al centro se aprecia la glorieta de Niza, ocupada por varias palmeras. Colección de Carlos Villasana.
Al menos para 1930 ya había no una, sino alrededor de diez palmeras en esta glorieta. La que hoy conocemos, justo en medio de las demás, sería la única palma sobreviviente ya a mediados del siglo XX.
En 1951, la opinión general las consideraba inusuales para el clima templado de la CDMX. Un anónimo en este diario declaró: “Igual que las cactáceas, las palmeras sufren críticas como impropias de esta urbe de altiplanicie”.
En la misma época, cuando Tacubaya aún era zona de lujo, se hablaba de esta "exótica" vegetación en lugares como la mansión de la familia De Santos.
Hoy en día parece ser general el sentimiento de pérdida entre la población, al saberse que la Glorieta de La Palma se verá obligada a recibir un nuevo árbol, que podría no ser otra palmera, sino una jacaranda, un ahuehuete u otra especie, según decida la correspondiente consulta ciudadana. Sin embargo, en 1971 se criticaba que un árbol ocupara el “espacio digno” de una estatua más, y en 1992 el historiador Silvio Zavala propuso sustituirla con una pirámide trunca.
De acuerdo con la crónica de Eugenio Fernández en este diario, para 1999 se contaban ya tres ocasiones en que se dio por muerta a “la Palmera” de Reforma , mismo número de veces que ésta recuperó su salud, para asombro de sus detractores. Fernández la llamó entonces “un monumento a la perseverancia”.
Con pesar o con gusto, este 2022 es inevitable decir que no hubo más esperanza para esta Palma de la Perseverancia.
Perseverante y cotidiana, son palabras que vienen a la mente al recordar la larga historia de La Palma de Reforma. Colección Carlos Villasana.