Las alubias, originarias de América Central y del Sur, son mucho más que un ingrediente básico en la cocina. Con un impresionante perfil nutricional, estas legumbres destacan por su alto contenido en fibra, proteínas y antioxidantes.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), aportan 25,4 gramos de fibra por cada 100 gramos, más del doble que las lentejas, que contienen 11,7 gramos. Esta alta concentración de fibra no solo mejora el tránsito intestinal, sino que también prolonga la sensación de saciedad, ayudando al control del peso corporal.
¿Cómo contribuyen las alubias a prevenir el cáncer colorrectal?
Numerosos estudios han evidenciado que una dieta rica en fibra puede reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, particularmente el colorrectal. La World Cancer Research Foundation destaca que alimentos como las alubias, con un alto contenido en fibra, ayudan a prevenir el sobrepeso y la obesidad, factores de riesgo asociados al cáncer. Además, las alubias son ricas en antioxidantes, compuestos que combaten el daño celular y la inflamación, procesos clave en el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el cáncer.
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¿Qué otros beneficios nutricionales ofrecen las alubias?
Más allá de su capacidad para prevenir enfermedades, las alubias son una excelente fuente de proteínas vegetales, con aproximadamente 19 gramos por cada 100 gramos de producto. Esto las convierte en una opción ideal para quienes buscan alternativas a las proteínas animales, como en dietas vegetarianas o veganas. También son ricas en minerales esenciales como hierro, magnesio, zinc, potasio y fósforo, así como en vitaminas del grupo B, fundamentales para el metabolismo y la energía. Una sola porción de alubias puede cubrir un 40% de la ingesta diaria recomendada de fósforo y un 27% de niacina.
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¿Cómo incorporar más alubias en la dieta?
A pesar de sus múltiples beneficios, el consumo de alubias ha disminuido en los últimos años. Sin embargo, su versatilidad culinaria ofrece muchas opciones para reincorporarlas a la dieta. Pueden añadirse a ensaladas, sopas, guisos o incluso prepararse en forma de purés y patés. Aprovechar sus propiedades no solo mejora la salud, sino que también enriquece el paladar con sabores tradicionales.
