El lupino, también conocido como lupin o altramuz, es una legumbre que ha ganado reconocimiento por sus beneficios para la salud, aunque aún es poco conocida en muchas partes del mundo. Originaria de América del Sur y del Mediterráneo, esta semilla destaca por su capacidad para reducir el colesterol y, especialmente, por ayudar a disminuir los niveles de ácido úrico. Su consumo regular puede beneficiar a quienes buscan mantener sus niveles de colesterol bajo control o buscan una alternativa natural para cuidar la salud articular.
Uno de los beneficios principales del lupino es su capacidad para ayudar a reducir el ácido úrico en la sangre, según la Biblioteca Nacional de Medicina. Esta propiedad resulta especialmente relevante para personas propensas a la gota o a otros problemas derivados de niveles altos de ácido úrico. Además, el lupino contiene minerales y antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación, lo cual contribuye a aliviar el dolor en huesos y articulaciones.
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Al igual que las lentejas y otras legumbres, el lupino es rico en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas y minerales esenciales para el organismo. Este alimento aporta también fibra dietética, lo que lo convierte en un aliado para el sistema digestivo, ayudando a prevenir el estreñimiento y a mejorar la salud intestinal. Los nutrientes del lupino incluyen calcio, hierro, magnesio y vitaminas del grupo B, todos fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo.
El lupino también es beneficioso para personas con diabetes, ya que puede contribuir a mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Este efecto es particularmente valioso para quienes buscan alternativas naturales para controlar el azúcar en su dieta diaria. Además, al ser una fuente de fibra y proteínas de origen vegetal, su consumo puede ayudar a reducir la presión arterial, protegiendo así la salud cardiovascular.
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A nivel global, existen más de cuatrocientas especies de lupino, aunque solo cuatro son aptas para el consumo humano. En Sudamérica, el lupinus mutabilis es la especie más común, mientras que las otras tres variedades comestibles provienen del área mediterránea. Este detalle es importante, ya que no todas las especies de lupino pueden consumirse de forma segura, y algunas pueden contener alcaloides que deben ser eliminados antes de su ingesta.
Para consumir lupino, es necesario realizar un proceso previo de remojo en agua fría durante al menos 12 horas. Este proceso ayuda a reducir los niveles de alcaloides presentes en la semilla, lo que la hace segura y apta para el consumo humano. Luego de este paso, se recomienda cocinarlos en agua salada a fuego lento. Los lupinos pueden disfrutarse como aperitivo en salmuera, o bien incorporarse en sopas, guisos y otras preparaciones.