El té es una de las bebidas más consumidas en el mundo, superando incluso al agua en algunas ciudades donde la calidad del agua no permite su consumo directo. Dentro del vasto universo de infusiones, una destaca por su sabor delicado y por los beneficios que ofrece a nuestra piel: el té blanco. Este té, que proviene de la planta Camellia sinensis, es una opción excelente para quienes buscan una bebida natural con propiedades rejuvenecedoras.
El té blanco es una de las variedades más naturales de té debido a su sencillo proceso de elaboración. Originario de China e India, el té blanco se obtiene de los brotes y las hojas jóvenes de la planta Camellia sinensis, que se recogen antes de que las hojas estén completamente abiertas y mientras aún están cubiertas de finos pelitos blancos, de ahí su nombre. Esta mínima manipulación permite que el té blanco conserve la mayor parte de sus antioxidantes y otros compuestos beneficiosos.
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El té blanco es reconocido por su bajo contenido en cafeína, lo que lo convierte en una excelente opción para quienes desean limitar su consumo de esta sustancia. Además, es una rica fuente de antioxidantes, que son cruciales para combatir el daño celular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Entre los beneficios más destacados del té blanco se encuentran:
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Uno de los beneficios más notables del té blanco es su capacidad para promover la salud de la piel. Los antioxidantes del té blanco ayudan a proteger la piel del daño causado por los radicales libres, que pueden acelerar el envejecimiento y la aparición de arrugas. Además, el té blanco es rico en elastina y colágeno, dos proteínas esenciales para mantener la piel firme y elástica. Consumir té blanco regularmente puede ayudar a mejorar la textura de la piel y reducir los signos del envejecimiento.
Para preparar una taza de té blanco perfecta, es importante no hervir el agua. El agua debe calentarse hasta alcanzar unos 80 grados Celsius antes de añadir las hojas de té. Una cucharadita de té blanco por cada 150 ml de agua es suficiente, y se debe dejar infusionar durante unos nueve minutos. El resultado es una infusión de sabor suave y ligeramente dulce que puede disfrutarse tanto caliente como fría.
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