Dentro del amplio espectro de frutas con propiedades antioxidantes, las fresas destacan no solo por su delicioso sabor, sino también por sus beneficios únicos en la prevención del cáncer. Según estudios publicados en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, estas frutas contienen un poderoso cóctel de antioxidantes, entre los que se encuentran el ácido elágico, la antocianina, la catequina, la quercetina y el kaempferol. Estos compuestos no solo tienen propiedades antioxidantes, sino que han demostrado una destacada actividad anticancerígena, capaz de bloquear el inicio de la carcinogénesis y suprimir la proliferación de células tumorales.
Las fresas funcionan como una barrera natural contra los radicales libres, principales responsables del daño celular. Los antioxidantes presentes en esta fruta neutralizan estas moléculas dañinas al donar electrones, evitando así que dañen el ADN y otras estructuras celulares esenciales. Este proceso no solo previene la formación de células cancerígenas, sino que también detiene su desarrollo en caso de que ya existan. Además, al mejorar la estabilidad de las células y prevenir mutaciones, las fresas ofrecen una capa de protección que actúa tanto en la fase inicial como en la progresión del cáncer.
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Además de sus propiedades anticancerígenas, las fresas son conocidas por su papel en la salud cardiovascular y metabólica. Los antioxidantes que contienen ayudan a prevenir la oxidación del colesterol LDL, el llamado “colesterol malo”, y a mantener la estabilidad de las placas en las arterias. Esto contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes tipo 2. También fortalecen el sistema inmunológico y disminuyen la inflamación, aportando una protección integral para el organismo.
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Se denomina nutracéuticos a aquellos alimentos que, además de aportar nutrientes básicos, contienen compuestos bioactivos que proporcionan beneficios para la salud más allá de la nutrición común. En el caso de las fresas, su alto contenido de antioxidantes las convierte en una opción efectiva para fortalecer el cuerpo contra diversas enfermedades. Su capacidad para mejorar los niveles de colesterol, reducir la inflamación y estimular el sistema inmune demuestra que esta fruta va mucho más allá de ser un simple alimento, convirtiéndose en un verdadero aliado para la salud.
Los antioxidantes equilibran los procesos de oxidación en el organismo, estabilizando las moléculas que tienden a generar daño celular. Gracias a esta propiedad, previenen el envejecimiento prematuro, ayudan a mantener la salud de la piel y protegen el sistema nervioso contra enfermedades degenerativas. También han mostrado beneficios en la protección de la visión, disminuyendo el riesgo de cataratas y degeneración macular, gracias a compuestos específicos como la luteína y la zeaxantina. Por lo tanto, consumir frutas ricas en antioxidantes, como las fresas, favorece una protección integral del cuerpo.