Un estudio reciente ha arrojado luz sobre la estrecha relación entre la exposición a pesticidas y la enfermedad de Parkinson. Según la investigación presentada en la 76ª Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología en Denver, Estados Unidos, se encontró un vínculo significativo entre el contacto con ciertos pesticidas y la incidencia de esta enfermedad neurodegenerativa.
Los investigadores, liderados por Brittany Krzyzanowski del Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, Arizona, utilizaron métodos geográficos para analizar las tasas de Parkinson en relación con los niveles regionales de uso de pesticidas y herbicidas en Estados Unidos. Los resultados revelaron que las regiones de las Montañas Rocosas y las Grandes Llanuras mostraron las tasas más altas de enfermedad de Parkinson en relación con la exposición a estos productos químicos.
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Entre los pesticidas identificados, la simazina, la atrazina y el lindano destacaron por su fuerte asociación con mayores tasas de Parkinson. Por ejemplo, los residentes en condados con altos niveles de simazina tenían un 36% más de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellos en áreas con exposición mínima.
A pesar de las limitaciones del estudio y su naturaleza preliminar, los hallazgos subrayan la urgencia de investigar más a fondo esta relación y de tomar medidas para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas al limitar la exposición a estos productos químicos.
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La enfermedad de Parkinson, caracterizada por síntomas motores como temblores, rigidez y lentitud de movimiento, es cada vez más común en todo el mundo, afectando a millones de personas. Este estudio ofrece un paso importante hacia la comprensión de sus posibles causas y la identificación de medidas preventivas.