¿Te ha pasado que caminas hacia otro cuarto con un propósito claro, pero al llegar no recuerdas por qué fuiste? Este fenómeno, aunque desconcertante, tiene una explicación científica. De acuerdo con el neurólogo Saul Martínez-Horta, director del Centro de Diagnóstico e Intervención Neurocognitiva de Barcelona, estos lapsos están relacionados con la memoria prospectiva, que es la encargada de recordar nuestras intenciones futuras, como buscar un objeto o realizar una tarea específica.
El problema no radica en una falla grave de memoria, sino en la interacción entre atención y saturación mental. Cuando una nueva distracción (un ruido, un mensaje o un pensamiento) irrumpe mientras planeamos o ejecutamos una acción, el cerebro tiende a priorizar el estímulo más reciente, desechando momentáneamente la intención inicial.
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Según Martínez-Horta, “la pérdida de la tarea planificada ocurre porque un nuevo estímulo ocupa el lugar de la orden original”. Este comportamiento, aunque molesto, es completamente normal y forma parte de cómo gestionamos la información en un entorno lleno de distracciones.
Estos episodios no son motivo de alarma. De hecho, la ciencia los considera una manifestación natural de los límites del cerebro humano frente a las múltiples demandas de nuestra vida diaria.
La próxima vez que olvides lo que estabas por hacer, recuerda que no es un signo de debilidad mental, sino un reflejo de la complejidad del cerebro y su capacidad de adaptación en un mundo lleno de estímulos.
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