Los tardígrados, también conocidos como “osos de agua”, siguen sorprendiendo a la comunidad científica con su increíble resistencia. Aunque su tamaño no supera el medio milímetro, estos diminutos animales han desarrollado una capacidad para sobrevivir en condiciones extremas que desafía los límites conocidos de la vida.
Un reciente estudio confirma lo que los científicos habían sospechado: los tardígrados poseen una serie de adaptaciones biológicas que los hacen prácticamente indestructibles. Este nuevo hallazgo revela que pueden soportar altas dosis de radiación, temperaturas extremas y el vacío del espacio, condiciones que resultarían letales para casi cualquier otra forma de vida.
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La investigación se centró en un proceso llamado criptobiosis, un estado en el que los tardígrados deshidratan sus cuerpos y reducen su metabolismo casi a cero. En este estado de animación suspendida, pueden resistir temperaturas de hasta -273 °C y superar los 150 °C. También se ha descubierto que en este estado son capaces de sobrevivir a altísimas dosis de radiación y de soportar el vacío y la presión extrema, habilidades únicas en el mundo animal.
El estudio liderado por Nirody y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, reveló que los tardígrados han desarrollado proteínas y genes exclusivos que actúan como escudos protectores. Entre ellos, destacan las proteínas protectoras de ADN y la producción de trehalosa, un azúcar que estabiliza sus células durante la deshidratación. Estos mecanismos les permiten reparar rápidamente el daño celular causado por radiación, evitando así el deterioro que sufrirían otras especies.
Además, los tardígrados tienen un gen especial, conocido como Dsup (Damage Suppressor), que parece bloquear los efectos de la radiación en sus células. Este descubrimiento abre posibilidades para desarrollar nuevas formas de proteger el ADN humano en situaciones de exposición a radiación, como en tratamientos contra el cáncer o misiones espaciales de larga duración.
Este descubrimiento también es de gran interés para agencias espaciales como la NASA. La capacidad de los tardígrados para sobrevivir en condiciones extremas hace pensar que sus mecanismos de protección podrían aplicarse a la tecnología de supervivencia en el espacio. Los científicos investigan la posibilidad de replicar estas adaptaciones para proteger a los astronautas de los efectos de la radiación en misiones de larga duración, como las proyectadas a Marte.
Con este nuevo hallazgo, los tardígrados se consolidan como un enigma fascinante para la ciencia. Su capacidad de sobrevivir a condiciones casi imposibles plantea interrogantes sobre los límites de la vida en la Tierra y tal vez, en otros planetas. Para los investigadores, estos diminutos “osos de agua” podrían proporcionar las claves para entender cómo la vida se adapta a entornos extremos, inspirando avances en biotecnología y medicina.
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La sorprendente resistencia de los tardígrados continúa desafiando nuestras ideas sobre la fragilidad de la vida, demostrando que, incluso en las formas más pequeñas, la naturaleza tiene un poder de supervivencia extraordinario.