El atole, conocido también como atolli, es una bebida densa y tradicional que se sirve caliente. Su preparación inicial consiste en cocer maíz molido en agua, una práctica con raíces profundas en las culturas prehispánicas.
Este elixir ha sido un elemento esencial en la dieta de México, Guatemala y diversas naciones de Centroamérica desde tiempos antiguos.
Originalmente, el atole se elaboraba mediante la mezcla de harina de maíz y agua, creando una bebida con una consistencia moderada. Con el transcurso del tiempo, la receta básica se ha enriquecido con una variedad de ingredientes adicionales. Especias y saborizantes como cacao, vainilla, canela, anís, flor de azahar, hojas de naranjo y otros aditivos como chocolate y jugos o pulpas de frutas se han integrado para diversificar su perfil de sabor y ofrecer múltiples opciones a los consumidores.
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En muchas comunidades rurales e indígenas de México, el atole puede constituir la principal fuente de nutrición a lo largo del día. Su consumo es particularmente significativo en estas áreas debido a su capacidad para proporcionar energía y saciedad. En contraste, en contextos urbanos, el atole se disfruta principalmente durante el desayuno o como acompañamiento de comidas como los tamales.
Según información proporcionada por el Poder del Consumidor, el atole de maíz ofrece significativos beneficios para la salud debido a su riqueza en nutrientes provenientes tanto del maíz como de las frutas añadidas para realzar su sabor.
El atole blanco, elaborado exclusivamente con maíz nixtamalizado, es una fuente destacada de fibra, antioxidantes, calcio, potasio, magnesio, fósforo y zinc, así como de vitaminas B1 y B7. Los antioxidantes presentes en el atole juegan un papel crucial al frenar el proceso de oxidación celular y ralentizar el envejecimiento.
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El calcio y el fósforo son esenciales para mantener la fortaleza ósea y reducir el riesgo de osteoporosis, mientras que el potasio contribuye a la salud del sistema cardiovascular al regular la presión arterial y el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Las vitaminas del grupo B presentes en el atole son fundamentales para la metabolización de los nutrientes, así como para el crecimiento y funcionamiento adecuado de las células.
Cuando se incorpora fruta al atole, se amplía aún más su perfil nutricional, añadiendo una variedad adicional de vitaminas, minerales y fibra que benefician la salud digestiva y general. Sin embargo, es importante destacar que estos beneficios se obtienen principalmente de los atoles de maíz elaborados de manera artesanal. Los atoles industrializados pueden carecer de la misma concentración de nutrientes y beneficios para la salud, dado que a menudo contienen aditivos y conservantes que afectan su valor nutritivo.
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