Las infusiones son un remedio natural ideal para combatir diversos malestares y, al mismo tiempo, disfrutar de un momento de calma. En Perú, donde el invierno trae días fríos, muchas personas recurren a estas bebidas no solo por su efecto reconfortante, sino también por sus beneficios medicinales. Entre las opciones más destacadas está la infusión de Mentha spicata L., conocida como menta, una planta valorada por sus propiedades terapéuticas.
La menta, gracias a su contenido en mentol, es un aliado poderoso para aliviar síntomas comunes como fiebre, congestión nasal y dolor de garganta. Según la Cleveland Clinic, el mentol ayuda a relajar los músculos de la garganta y despejar las vías respiratorias, proporcionando un alivio inmediato. Además, esta planta tiene propiedades antibacterianas y antivirales que refuerzan el sistema inmunológico y combaten los agentes que provocan los resfriados.
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El té de menta también actúa como un relajante muscular y mejora la circulación, lo que puede ayudar a reducir los escalofríos y molestias asociadas con la fiebre. Por su capacidad para inducir una sensación de frescura y bienestar, es una opción ideal durante episodios gripales.
Además de sus propiedades para tratar resfriados, la menta es conocida por su capacidad para aliviar problemas digestivos. La Mayo Clinic señala que el té de menta puede ser útil para combatir la indigestión, reducir los calambres abdominales y eliminar los gases intestinales. Estos beneficios se deben a las propiedades carminativas y antiespasmódicas de esta planta, que ayudan a relajar los músculos del tracto digestivo.
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Preparar un té de menta es simple y rápido. Solo necesitas unas hojas frescas de menta y agua. Hierve el agua, añade las hojas previamente lavadas, y deja reposar la mezcla durante 5 a 10 minutos. Para potenciar su sabor y beneficios, puedes agregar miel o jugo de limón. Este té puede tomarse caliente para aliviar la congestión o incluso frío como bebida refrescante.
La menta no solo se limita a las infusiones. En la cocina peruana, se utiliza en sopas como el chairo y postres como brownies de chocolate con menta. Además, su capacidad antioxidante la convierte en un ingrediente estrella en cremas y mascarillas para el cuidado de la piel, ayudando a combatir la sequedad y el envejecimiento.