Investigaciones científicas en todo el mundo muestran que consumir (PUP) se asocia con el desarrollo de diversas enfermedades relacionadas con las emociones, como depresión, ansiedad y trastornos de la conducta alimentaria, así como muchas otras como diabetes tipo 2, enfermedades del corazón, cáncer, demencia y en general muerte prematura, señala la UNAM.

Los PUP, nombrados así por un grupo de investigación brasileño encabezado por el doctor Carlos Monteiro, de la Universidad de São Paulo, Brasil, incluyen una amplia gama de productos, como bebidas azucaradas (refrescos, juguitos, yogurts y lechitas saborizadas), cereales de caja, frituras, galletas y panes empaquetados, embutidos, pizzas, hamburguesas y nuggets de cadenas comerciales, dulces, por mencionar algunos.

Y se reconocen por los sellos octagonales y leyendas precautorias que dicen cuando contienen demasiado azúcar, sal, grasas y edulcorantes.

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De acuerdo con la publicación de la UNAM “Recuperemos nuestra salud, digamos no a los ultraprocesados”, los PUP dañan la salud, ya que a menudo contienen grandes cantidades de azúcar añadida, sal y grasas, una larga lista de químicos industriales o aditivos alimentarios como espesantes, conservadores, antioxidantes, colorantes, potenciadores de sabor que generan adicción como el glutamato monosódico, así como sustancias contaminantes derivadas del procesamiento o de los empaques, como el bisfenol A, una sustancia cancerígena presente en el unicel.

Es la combinación de carbohidratos refinados y grasas que tiene un efecto supraaditivo en los sistemas de recompensa del cerebro, por encima de los macronutrientes solos, que los hacen tan adictivos como los cigarrillos o la heroína.

Destaca que este tipo de alimentos engañan al cerebro disminuyendo la capacidad de sentir saciedad, así como predisponerlo a preferir productos ricos en azúcar y grasas y percibir las comidas naturales como desabridas.

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“Esto nos lleva a comer de más y a desarrollar sobrepeso y obesidad abdominal, que son los principales factores de riesgo para la aparición de diabetes y enfermedades del corazón”, resalta.

Por si fuera poco, los PUP alteran la microbiota intestinal, esos millones de microorganismos con los que vivimos en una relación de simbiosis o ayuda mutua, nosotros les damos casa y comida y ellos nos dan sustancias que nos mantienen sanos.

La comida de la microbiota se encuentra en los alimentos naturales como vegetales, frutas, leguminosas, cereales integrales, nueces, entre otros. Desafortunadamente, los PUP no contienen el balance adecuado de nutrientes que la microbiota necesita y, por el contrario, sí sustancias que la dañan, como los edulcorantes artificiales (aspartame y sucralosa…).

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Esto hace que la microbiota se altere, favoreciendo la proliferación de bacterias patógenas en el intestino y una barrera intestinal debilitada, lo que nos vuelve vulnerables a distintas enfermedades como colitis, diabetes, e incluso depresión.

Al consumir PUP, lo que se hace es generar ganancias para la industria que los produce a expensas de la salud.

Los PUP se hacen en fábricas mediante múltiples procesos industriales (de ahí el término ultraprocesados), a partir de materias primas baratas y contienen una larga lista de ingredientes que no tenemos en nuestra cocina. Todo esto tiene la finalidad de hacerlos irresistiblemente sabrosos, listos para comer en cuestión de minutos, con una larga vida útil en el anaquel y una textura y apariencia muy atractivas, con el objetivo de que se antojen gusten mucho y se consuman cotidianamente.

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