Con el envejecimiento, el cuerpo atraviesa diversas transformaciones, y uno de los sistemas que más se ve afectado es el urinario. Las mujeres mayores de 50 años son más propensas a experimentar problemas renales debido a la caída de los niveles de estrógenos, los cambios en el suelo pélvico y otros factores asociados a la menopausia.
Según Tirsit Shiferaw Asfaw, uroginecóloga, la menopausia trae consigo una serie de cambios hormonales que afectan el funcionamiento renal y el sistema urinario en general. La caída en los niveles de estrógenos no solo debilita los músculos del suelo pélvico, sino que también puede alterar el funcionamiento de la vejiga y la capacidad de controlar la orina. Esto, a su vez, aumenta la posibilidad de desarrollar infecciones urinarias o problemas de incontinencia, que pueden afectar a los riñones si no se tratan adecuadamente.
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Una de las recomendaciones clave para evitar problemas renales en mujeres mayores de 50 años es evitar retener la orina durante largos periodos de tiempo. Retener la orina ejerce presión sobre la vejiga y puede debilitar los músculos del suelo pélvico. Además, aumenta el riesgo de infecciones urinarias, que, si se repiten con frecuencia, pueden dañar los riñones. Escuchar al cuerpo y acudir al baño cuando sea necesario es una medida simple pero eficaz.
La hidratación es esencial para mantener un buen funcionamiento renal. Beber suficiente agua permite que los riñones filtren los desechos de manera eficiente, previniendo la formación de cálculos renales y reduciendo el riesgo de infecciones. Las mujeres mayores de 50 deben estar especialmente atentas a su consumo de líquidos, ya que con la edad es común que se sienta menos sed, lo que puede llevar a una deshidratación involuntaria.
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Muchas mujeres mayores de 50 años tienden a ignorar o minimizar los síntomas urinarios molestos, como la necesidad frecuente de orinar o el dolor al hacerlo, pensando que son parte normal del envejecimiento. Sin embargo, estos síntomas pueden indicar problemas más serios que requieren atención médica. Detectar a tiempo signos de infecciones o debilidad en los músculos del suelo pélvico puede prevenir complicaciones mayores, incluyendo problemas renales.
Para prevenir problemas renales, es fundamental adoptar hábitos saludables como mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física regular y evitar el consumo excesivo de sal o alimentos procesados. Además, las revisiones médicas periódicas son esenciales para monitorear el funcionamiento de los riñones y detectar cualquier alteración a tiempo. Cuidar el sistema urinario desde una perspectiva integral permitirá disfrutar de una mejor calidad de vida.
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