La diversidad del reino animal no solo asombra por su variedad, sino también por la longevidad de algunas especies que parecen desafiarnos con su capacidad para sobrevivir durante siglos. Entre ellas, un habitante de las profundidades marinas se lleva el título de animal más longevo del mundo: el tiburón de Groenlandia, un vertebrado cuya vida puede extenderse por más de 500 años.
Este tiburón, también conocido como "tiburón durmiente" por su naturaleza tranquila y movimiento lento, habita en las aguas frías del Atlántico Norte y el Ártico, alcanzando profundidades superiores a los 2,000 pies. Según investigaciones recientes, su esperanza de vida se encuentra entre los 250 y 500 años, y el ejemplar más viejo registrado, observado en enero de 2024, tiene una edad estimada de 519 años, lo que sitúa su nacimiento alrededor del año 1505.
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Su metabolismo extremadamente lento y las bajas temperaturas de su hábitat contribuyen a esta extraordinaria longevidad, ya que estos factores ralentizan su envejecimiento y el desgaste de sus órganos. Además, su crecimiento anual, de apenas un centímetro, es una característica clave para comprender su vida prolongada.
¿Por qué vive tanto?
La combinación de su hábitat frío, su dieta variada (que incluye peces, calamares y restos de mamíferos) y su estilo de vida pausado lo convierten en un sobreviviente excepcional. Su capacidad para mantenerse saludable a lo largo de siglos lo ha posicionado como un objeto de estudio en la biología marina, ya que podría ofrecer pistas sobre los mecanismos de envejecimiento en los vertebrados.
El tiburón de Groenlandia no solo ha sobrevivido en uno de los entornos más inhóspitos del planeta, sino que también ha presenciado más de cinco siglos de historia humana. Desde el auge del Renacimiento hasta la actualidad, este animal ha vivido cambios que transformaron al mundo, algo que ningún otro vertebrado podría reclamar.
A pesar de su increíble longevidad, el tiburón de Groenlandia enfrenta amenazas significativas, como la pesca accidental y el impacto del cambio climático en los océanos. Protegerlo es esencial no solo para preservar una especie única, sino también para garantizar la estabilidad de los ecosistemas marinos en los que juega un papel crucial.
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En un planeta que evoluciona constantemente, el tiburón de Groenlandia permanece como un recordatorio de la resiliencia de la naturaleza y de los secretos que aún aguardan en las profundidades del océano.