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Cuidar de nuestra salud es fundamental para aspirar a una vejez con una calidad de vida adecuada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años y que todos los países del mundo están experimentando un incremento tanto de la cantidad como de la proporción de personas mayores en la población.
La Universidad Anáhuac de México remarca que es erróneo pensar que la vejez es un sinónimo de incapacidad. En este marco, explica que se trata de una etapa vital basada en el transcurrir del tiempo, por lo tanto, inevitable por lo que debemos mejorar hábitos como la alimentación y la actividad física para que el envejecimiento sea saludable.
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Alimentación y vejez
Existen diversos factores que influyen en el envejecimiento y al respecto la OMS señala a la genética, el entorno físico y social, el sexo, la etnia, el nivel socioeconómico, el tipo de alimentación que se sigue, la realización de actividad física con regularidad y la adquisición de vicios.
En cuanto a la alimentación en particular, el cardiólogo y biólogo William Li, de la Universidad de Harvard, asegura que un alimento en particular acelera la vejez. El profesional señaló que la carne roja y los productos cárnicos procesados pueden acelerar el deterioro corporal y también dificultar la regeneración de las células.
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Li indica que el consumo frecuente de carne roja es uno de los responsables de la pérdida de flexibilidad en el cuerpo y que incrementa las probabilidades de formación de placas en las arterias (ateroesclerosis) que repercute negativamente en la salud cardiovascular. El experto indica que este tipo de alimento también se asocia a otros problemas de salud que contribuyen a una vejez o envejecimiento prematuro.
Por otro lado, precisa que el contenido de sodio de las carnes procesadas se relaciona con la hipertensión por lo que, sumado a lo explicado anteriormente, Li remarca la necesidad de tener una alimentación balanceada que ayuda de cuidar la salud de los vasos sanguíneos, garantizando la circulación sanguínea adecuada, la movilidad y flexibilidad corporal presente y durante la vejez.
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