A menudo, las personas descubren demasiado tarde el poder de las experiencias cotidianas para alcanzar la felicidad. El reconocido psiquiatra Enrique Rojas sostiene que uno de los principales arrepentimientos en la vida es no haber sabido disfrutar de esos momentos simples que a menudo, pasamos por alto. El especialista lo define como un “carpe diem” aplicado a lo ordinario: captar y saborear los placeres diarios, planificar tiempo para uno mismo y descubrir qué nos relaja verdaderamente.
La felicidad de lo cotidiano. Fuente: Freepik.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé, en colaboración con el escritor Curro Suárez, ha compartido en redes sociales una lista de 30 cosas cotidianas que la hacen feliz. A continuación, una muestra de estos placeres infinitos:
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- Caminar por la playa al atardecer y sentir el frescor de la arena y el agua en los pies.
- Ver la sonrisa de mis hijos cuando jugamos.
- El abrazo con un paciente agradecido.
- El abrazo de mi marido al llegar a casa.
- Ver la sonrisa de alguien mientras te acercas a saludarle.
- La siestas de verano.
- Bailar con mi marido e hijos en el salón de casa.
La felicidad de lo cotidiano. Fuente: Freepik.
- Abrazar a la gente que quiero, siempre los abrazos largos.
- Recordar con mis hermanas anécdotas de nuestra infancia.
- Leer al lado de la chimenea con un café calentito.
- Pasear cerca del mar por la noche escuchando las olas.
- Contemplar por la ventana del avión el cielo y las nubes.
- Subirme al avión ilusionada por descubrir un nuevo lugar.
- Escuchar a mi padre dar una conferencia y seguir aprendiendo de él.
- Hacer reír a la gente en las conferencias.
- Ir en metro y ver que alguien está leyendo uno de mis libros sin que me vea.
- Una risa contagiosa.
- Una sobremesa en familia.
La felicidad de lo cotidiano. Fuente: Freepik.
- Recordar historias antiguas entre amigos.
- Parar a mirar las estrellas una noche de verano.
- Pensar que no podías y poder.
- La llegada de un ramo de flores por sorpresa que te alegra el día.
- Quitar el despertador porque no hay que madrugar al día siguiente.
- Escuchar una canción de fondo y tener ganas de cantarla a pleno pulmón.
- Ver una película en familia un sábado por la noche.
- Mirar en silencio un atardecer.
- Escuchar una canción que te encanta en la radio sin esperarlo.
- Ser consciente de la suerte que tienes.
- Llorar de risa.
- Recibir un mensaje para saber cómo estás que de verdad quieran saber cómo estás.
Estos momentos, en su simplicidad, encapsulan la esencia de la felicidad y no requieren más que apreciarlos.
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El experto en felicidad de la Universidad de Harvard, Robert Waldinger, enfatiza que la búsqueda de lo extraordinario puede llevarnos a pasar por alto la belleza de lo cotidiano. La clave está en reconocer que la satisfacción y la alegría pueden encontrarse en cosas tan simples como ver las estrellas o compartir una risa en familia. Además, invita a crear una lista propia de momentos que “valen infinito” y recordar que el camino hacia la felicidad podría estar más cerca de lo que pensamos.