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La calvicie es una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo y puede tener un impacto significativo en la autoestima y el bienestar emocional. Aceptar este cambio físico puede ser un desafío, pero el licenciado en Psicología Javier Romero, ofrece herramientas y estrategias para gestionar las emociones que surgen al quedarse calvo.
Quedarse calvo no es ni bueno ni malo. No demuestra nada sobre la persona, no está relacionado con problemas de salud y no genera problemas ni ventajas intrínsecas. La calvicie en sí es un acontecimiento objetivo, pero las respuestas a este fenómeno varían ampliamente, ya que cada persona genera una respuesta única e individual. Las respuestas más comunes incluyen:
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Luchar para evitar perder el pelo:
Algunas personas deciden combatir la calvicie porque consideran que ser calvo es algo negativo. Esta conclusión puede basarse en diversas razones, como:
- La creencia de que perderán atractivo.
- El temor a parecer más viejos.
- Un fuerte apego a su cabello.
Aceptar la calvicie y lucirla con orgullo:
Otro grupo de personas, ante la caída del cabello, decide aceptarla y lucirla con orgullo. Consideran que:
- Ser calvo es atractivo.
- Les hace parecer más inteligentes y respetables.
- Acentúa su virilidad.
Negar la realidad y tratar de disimularla:
Algunas personas optan por disimular la falta de cabello con peinados creativos, peluquines o productos que oculten la calvicie. Aunque no les gusta quedarse calvos, no quieren someterse a tratamientos invasivos.
Estos ejemplos muestran que la reacción ante la calvicie no depende tanto de lo sucedido, sino de las creencias, principios y valores previos de cada persona. Por eso, ante una misma situación, algunas personas pueden experimentar ansiedad y deprimirse, mientras otras no.
La terapia psicológica es una de las formas más efectivas de gestionar las emociones negativas asociadas con la calvicie. Un terapeuta puede ayudar a identificar pensamientos negativos y reemplazarlos por otros más constructivos.
Gestionar las emociones al quedarse calvo puede ser desafiante, pero es completamente posible con las herramientas adecuadas. La aceptación, el cuidado personal, el apoyo profesional y la reestructuración cognitiva son estrategias efectivas para enfrentar este cambio.
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La clave está en encontrar la estrategia que mejor se ajuste a los valores y necesidades individuales para mantener el bienestar emocional y recordar que la calvicie no define a una persona.
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