Los alimentos que consumimos a diario forman parte importante de nuestra salud y bienestar general. De estos obtenemos los nutrientes que el organismo utiliza para funcionar y para robustecer el sistema inmunitario, protegiéndonos así de afecciones, dolencias y enfermedades.
Los alimentos pueden aportarnos antioxidantes, vitaminas, minerales, fibra, grasas insaturadas como el ácido oleico y el omega 3 que, según la Clínica Barcelona (España), son componentes muy beneficiosos para el organismo. Por lo tanto, una dieta que ponga la prioridad en la nutrición es sumamente importante.
En este marco, la conservación de los alimentos adquiere un rol fundamental ya que ayuda a mantener la integridad del producto, tanto desde el punto de vista de los caracteres organolépticos, como de su valor nutritivo; además de impedir Enfermedades Transmitidas por Alimentos, destaca el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (Argentina).
En algunos casos, la conservación de los alimentos se hace con frío, mientras que otros productos necesitan ser preservados de la luz, del oxígeno, del aire o de la humedad, de acuerdo a un informe de la Clínica Universidad de Navarra. En este punto, hoy te proponemos conocer cuál es la mejor forma de conservar el queso rallado y evitar que pierda sus beneficios para la salud.
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El queso rallado es uno de los alimentos más utilizados en la cocina ya que sirve para acompañar diversas comidas, además de aportar nutrientes que benefician a nuestra salud. Debido a su importancia, su conservación también es fundamental y es por eso que lo ideal es introducirlo en un recipiente hermético. El siguiente paso será llevarlo a la heladera ya que una temperatura que oscile entre los 2 y 4°C resultará ideal para su conservación.
Por otro lado, existe la opción de congelar el queso rallado para extender aún más su durabilidad. Para ello, debes de colocar este alimento en una bolsa a la que tienes que retirarle todo el aire posible. Luego, cuando quieras utilizarlo, puedes bajarlo a la heladera común y aguardar a que se ablande o poner directamente sobre la comida caliente para que se derrita.