Curiosamente, uno de los datos anatómicos de los perros que más preguntas genera es la cantidad de tetillas que tienen. Las tetillas o mamas de estos animales son una parte normal de su anatomía corporal, al igual que en los humanos.
Tanto los perros machos como las hembras tienen tetillas, una característica que comparten con otros mamíferos. Alba Navas, Auxiliar Técnico de Veterinaria, manifiesta que la mayoría de los can tienen entre ocho y diez tetillas distribuidas en dos filas a lo largo de su abdomen, aunque el número puede variar según la raza y el tamaño. Esta anatomía cumple una función fundamental en las hembras, quienes durante la lactancia utilizan sus glándulas mamarias para alimentar a sus crías.
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En los machos, aunque no tienen función, las tetillas están presentes debido a la evolución: estas estructuras se desarrollan en todos los embriones de mamíferos antes de la diferenciación sexual, momento en que se forman los rasgos específicos de machos y hembras.
Las tetillas de los perros, en ambos sexos, suelen ser pequeñas y discretas, aunque en las hembras son más notorias y pueden aumentar de tamaño con los ciclos de celo o el embarazo. Durante la lactancia, las glándulas mamarias se activan y las tetillas pueden oscurecerse y volverse más prominentes. Mientras que en los machos, tienden a permanecer del mismo tamaño a lo largo de su vida.
En términos de salud, las tetillas de los perros deben ser monitoreadas, especialmente en las hembras, ya que pueden desarrollar tumores o infecciones en esta área. Por esta razón, la veterinaria recomienda prestar atención a cualquier cambio en la apariencia de estas glándulas y hacer revisiones regulares, algo que es particularmente relevante en perras que no han sido esterilizadas, dado que tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de mama.
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Este simple detalle anatómico ilustra la evolución de los perros y cómo sus cuerpos están adaptados para la supervivencia de sus crías, con una anatomía optimizada para sus necesidades reproductivas y de crianza.