La salsa de tomate es un elemento central en diversas cocinas, desde la italiana hasta la mexicana, y su sabor ácido es parte de su distintivo. Sin embargo, esta acidez puede ser difícil de digerir para algunas personas, especialmente quienes padecen de reflujo o problemas gástricos. Para reducir esta acidez, es común recurrir al azúcar, pero existen alternativas naturales y efectivas que ayudan a neutralizarla sin añadir calorías o alterar notablemente el sabor. Una de estas alternativas es el bicarbonato de sodio, una opción sencilla y saludable para suavizar la salsa sin recurrir al azúcar.
El bicarbonato de sodio, de fórmula química NaHCO3, tiene una naturaleza alcalina, lo que significa que puede neutralizar ácidos al reaccionar con ellos, según la Biblioteca Nacional de Medicina. Al agregar una pequeña cantidad de bicarbonato a la salsa de tomate en cocción, este actúa sobre los ácidos cítrico y málico que están presentes en el tomate, transformándolos en sales y agua. Esto no solo reduce la acidez, sino que también ayuda a que el sabor de la salsa sea menos agresivo para el estómago. De esta forma, el bicarbonato de sodio es capaz de suavizar la salsa sin el riesgo de añadir azúcar, siendo ideal para quienes buscan una dieta baja en azúcares.
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El azúcar es útil para enmascarar la acidez del tomate, pero no la neutraliza. Esto implica que, aunque el sabor se perciba menos ácido, el pH de la salsa sigue siendo bajo, lo cual puede causar molestias en personas sensibles a la acidez. En cambio, el bicarbonato actúa directamente sobre los ácidos, elevando el pH de la salsa. Esta característica resulta beneficiosa, especialmente para personas con diabetes o quienes desean reducir su consumo de azúcar. Además, una pequeña cantidad de bicarbonato no agrega sodio en exceso, si se usa moderadamente.
Para neutralizar la acidez de la salsa de tomate sin modificar demasiado el sabor, basta con agregar 1/4 de cucharadita de bicarbonato por cada 500 ml de salsa. Es recomendable hacerlo cuando la salsa está casi lista y remover suavemente. Al agregar bicarbonato, la salsa suele hacer burbujas, indicando que el bicarbonato está reaccionando con los ácidos del tomate. Se debe añadir el bicarbonato poco a poco y probar la salsa para ajustar según el nivel de acidez deseado, ya que un exceso puede alterar el sabor.
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Además de su uso en salsas, el bicarbonato es conocido por su versatilidad en la cocina. Funciona como un agente leudante en la repostería, proporcionando una textura esponjosa al liberar dióxido de carbono cuando se combina con ingredientes ácidos, como yogur o limón. También es útil para ablandar legumbres y carnes, reduciendo el tiempo de cocción y mejorando la textura de los alimentos. Agregar una pizca de bicarbonato al remojo de las legumbres o frotar las carnes con él antes de cocinar las hace más tiernas y fáciles de digerir.
Una salsa de tomate casera permite controlar los ingredientes y reducir la acidez de manera natural. Para prepararla, comienza cocinando tomates frescos con un poco de aceite de oliva, ajo y cebolla a fuego lento hasta que suelten sus jugos. Agrega sal y hierbas a gusto. Cuando la salsa esté casi lista, añade 1/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio y remueve. Después de unos minutos, prueba la salsa y ajusta la acidez si es necesario.