El teff, un grano milenario, no solo nutre, sino que también fortalece el cuerpo con su riqueza en proteínas, fibra y minerales. Con una historia que se remonta a más de 5,500 años, este cereal ha sido un componente esencial en la dieta etíope, especialmente en la elaboración del injera, un pan plano y esponjoso que es fundamental en la mayoría de las comidas en Etiopía.
El teff ha demostrado una notable resistencia en condiciones climáticas adversas, incluso durante sequías, convirtiéndose en un alimento indispensable para la supervivencia de las comunidades agrícolas etíopes a lo largo de los siglos. Originario de las tierras altas del cuerno de África, este cereal ha acompañado el desarrollo de las civilizaciones en la región, siendo esencial tanto en la subsistencia diaria como en rituales y festividades.
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El teff ha ganado fama y reconocimiento mundial recientemente, especialmente con la expansión de dietas sin gluten y la búsqueda de superalimentos. Este grano ofrece numerosos beneficios para la salud, entre los que se destaca su nivel de proteína, según María Anunciación Pérez Bartolomé, ingeniera agrónoma y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. Pero también se detaca por estas propiedades:
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El teff es extremadamente versátil en la cocina. En Etiopía, se utiliza principalmente para hacer injera, pero fuera de su país de origen, su uso se ha diversificado. Puede consumirse en forma de harina para hacer panes, galletas y pasteles libres de gluten; también se puede utilizar en sopas, guisos y como espesante en salsas debido a su alto contenido de almidón. Además, el grano entero se puede cocer y utilizar como base en ensaladas y otros platillos.
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