Las avellanas, un fruto seco consumido a nivel global, destacan no solo por su delicioso sabor, sino también por sus numerosos beneficios para la salud. Este pequeño y nutritivo fruto seco, perteneciente a la familia de las betuláceas, tiene su origen en Asia y se ha expandido por Europa hasta convertirse en un alimento esencial en muchas dietas alrededor del mundo.
El calcio es un mineral vital para el buen funcionamiento del organismo, presente en gran cantidad en los huesos y dientes, y es esencial para la salud cardiovascular, muscular y nerviosa. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos destaca la importancia de consumir alimentos ricos en calcio, ya que nuestro cuerpo no puede producir este mineral por sí mismo. Entre las funciones principales del calcio se encuentran:
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Las avellanas superan significativamente el contenido de calcio del yogurt, con 240 mg de calcio por cada 100 gramos, en comparación con los 180 mg que proporciona el yogurt en la misma cantidad. La Fundación Española de Nutrición (FEN) destaca también otros compuestos saludables presentes en las avellanas, como ácidos grasos monoinsaturados, fibra, fósforo, magnesio, hierro, potasio, vitamina E, vitamina B, tiamina, niacina y folatos.
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El alto contenido de calcio en las avellanas contribuye al desarrollo y fortalecimiento de los huesos, siendo fundamental en todas las etapas de la vida, pero especialmente en la infancia, adolescencia y vejez.
Las avellanas son eficaces en la reducción del colesterol LDL ("colesterol malo") y en el aumento del colesterol HDL ("colesterol bueno"), gracias a su contenido en fibra y grasas saludables. Esta propiedad ayuda a mantener el corazón sano y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Ricas en vitamina E, las avellanas actúan como antioxidantes, protegiendo las células del daño causado por los radicales libres. MedlinePlus explica que la vitamina E contribuye a la formación de glóbulos rojos y ensancha los vasos sanguíneos, evitando la coagulación de la sangre dentro de ellos.
Para aquellos que buscan enriquecer su dieta con más fuentes de calcio, la Universidad de Navarra sugiere alimentos como el queso Gruyere, queso manchego, sardinas en aceite, langostinos, queso de Burgos y garbanzos. Estos alimentos, junto con las avellanas, pueden proporcionar una ingesta adecuada de calcio y otros nutrientes esenciales.