A menudo se dice que el es un "gusto adquirido", algo que solo llegamos a disfrutar con el tiempo y la repetición. Sin embargo, estudios recientes afirman lo contrario.

La ciencia ha revelado que la preferencia por el café puede estar ligada a factores genéticos, lo que sugiere que nuestro cuerpo responde de manera innata a sus componentes, como la cafeína. Investigadores han identificado genes que influyen en cómo lo percibimos, lo que podría explicar por qué algunas personas disfrutan del café desde el principio.

El café no es un gusto adquirido. Fuente: Freepik.
El café no es un gusto adquirido. Fuente: Freepik.

Científicos de la Universidad de California en San Diego, en colaboración con otras instituciones, publicaron un estudio en la revista Neuropsychopharmacology que vincula la genética con el consumo de café. El análisis, realizado en 130.153 personas, descubrió que la variante genética PDSS2 juega un papel clave en la metabolización de la cafeína y por lo tanto, en la cantidad de café que se consume.

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Este hallazgo fue comparado con un estudio previo realizado en el Biobanco del Reino Unido, el cual incluyó a 334.659 personas, reforzando la hipótesis de que el consumo de café tiene una base genética. Abraham Palmer, coautor del estudio, explica que ciertas variantes genéticas heredadas influyen en la cantidad de café que una persona tiende a consumir. Esto podría explicar por qué algunos disfrutan del café desde el primer sorbo, mientras que otros desarrollan su gusto por esta bebida con el tiempo.

El café no es un gusto adquirido. Fuente: Freepik.
El café no es un gusto adquirido. Fuente: Freepik.

Así mismo, el estudio sugiere que algunas variantes genéticas asociadas al consumo de café también están vinculadas a un mayor riesgo de obesidad y abuso de sustancias, aunque estos resultados son solo asociativos y requieren más investigación. Este hallazgo desafía la idea de que el gusto por el café es adquirido, sugiriendo en su lugar que la predisposición puede estar relacionada con la genética, lo que abre nuevas preguntas sobre cómo la biología influye en nuestras preferencias alimentarias.

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Este cambio en la percepción del café nos lleva a entender que nuestra preferencia por esta está influenciada tanto por la genética como por las sensaciones que provoca, desmitificando la idea de que todos necesitan tiempo para disfrutarlo.

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