Las calabacitas pertenecen a la familia de las cucurbitáceas y presentan una amplia gama de colores, incluyendo verde pálido, amarillo claro, verde oscuro y naranja tostado.
El tamaño de las calabacitas puede alcanzar hasta 50 centímetros de longitud, con una forma alargada y elíptica.
La pulpa interna varía de color, desde blanca hasta amarilla o anaranjada cuando madura. Las semillas, que también son comestibles, presentan un tamaño que oscila entre 2 y 2.5 centímetros de largo y 1 a 1.5 centímetros de ancho.
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Conocida también como calabacín o calabaza de verano, la calabacita tiene su origen en Mesoamérica. En México, se pueden distinguir tres especies principales de calabacitas: la calabacita (Cucurbita pepo), que se subdivide en criolla e italiana; la calabaza de castilla (Cucurbita moschata); y el chilacayote (Cucurbita ficifolia). Cada una de estas variedades aporta características únicas que enriquecen la diversidad del cultivo y el uso gastronómico.
En la medicina tradicional, es común utilizar tanto la semilla como la calabacita para tratar enfermedades cutáneas y estimular el apetito.
Según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), las calabacitas contienen dos antioxidantes importantes: luteína y zeaxantina. Estos compuestos pueden ayudar a prevenir la formación de cataratas y podrían ralentizar la degeneración macular.
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De acuerdo con información proporcionada por el Poder del Consumidor, las calabacitas no contienen grasas, pero poseen un alto contenido de agua y fibra. También contienen vitaminas B6, C y K, riboflavina, ácido fólico, así como minerales como potasio y manganeso. Estos nutrientes, junto con los antioxidantes y fitonutrientes antiinflamatorios presentes en las calabacitas, contribuyen a diversos beneficios para la salud.
Incorporar calabacitas en la dieta diaria puede mejorar la digestión, ya que su riqueza en agua, fibra y electrolitos facilita la reducción del estreñimiento y otros problemas digestivos. Su consumo regular también puede ayudar a prevenir úlceras, el síndrome del colon irritable y el cáncer de colon.
Además, pueden ser útiles en el manejo de los niveles elevados de azúcar en sangre. Su bajo contenido de sodio y alto nivel de potasio favorecen el mantenimiento de una presión arterial saludable, mientras que la fibra en forma de polisacáridos ayuda a reducir los niveles de colesterol.
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