Las alergias estacionales, comúnmente conocidas como fiebre del heno, afectan a muchas personas en México, causando síntomas como picor en la piel, goteo nasal, estornudos y ojos llorosos. La identificación de las temporadas específicas y el manejo adecuado de los síntomas son esenciales para mejorar la calidad de vida de los afectados.
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En primavera, cuando las temperaturas comienzan a subir, los árboles liberan polen en grandes cantidades. Entre los árboles más comunes que causan alergias en esta época se encuentran el roble, el fresno y el olmo. Los síntomas típicos incluyen estornudos, goteo nasal y picor en los ojos.
Durante el verano, el polen de las gramíneas como la Bermuda y el fleo se convierte en el principal causante de alergias. Las altas temperaturas y el viento contribuyen a la dispersión del polen, afectando a quienes son sensibles. Además, las malezas como el plátano inglés también liberan polen durante esta temporada.
El otoño trae consigo el polen de la ambrosía, una de las principales fuentes de alergias en esta época del año. Las lluvias y el clima húmedo también pueden aumentar la presencia de moho, otro alérgeno común. Los síntomas suelen incluir congestión nasal, estornudos y ojos irritados.
Aunque las alergias estacionales son menos comunes en invierno, los alérgenos de interiores, como los ácaros del polvo y la caspa de las mascotas, pueden causar problemas. La calefacción en interiores y la menor ventilación pueden exacerbar estos síntomas, causando congestión nasal y picor en la piel.
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Para manejar los síntomas de las alergias estacionales, de acuerdo con Mayo Clinic, se recomienda el uso de aerosoles nasales con corticoesteroides, antihistamínicos y descongestionantes. Además, es fundamental evitar la exposición a los alérgenos conocidos y mantener una buena higiene en el hogar para reducir la presencia de polvo y moho.
Los médicos también pueden realizar pruebas de alergia para identificar los alérgenos específicos y recomendar un tratamiento adecuado. En casos severos, la inmunoterapia, que consiste en la administración gradual de pequeñas dosis del alérgeno para desensibilizar el sistema inmunológico, puede ser una opción efectiva.
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