Este miércoles 20 de noviembre se conmemoró el 114 Aniversario de la Revolución Mexicana, uno de los eventos históricos más relevantes en la historia del país; por lo que Claudia Sheinbaum, presidió su primer acto cívico-militar como presidenta de México acompañada de su gabinete legal.
En el marco de esta fecha, muchas personas recordaron a Francisco I. Madero, una figura clave de la Revolución Mexicana. Su legado sigue siendo objeto de análisis por su papel central en la lucha por la democracia y la justicia social. A continuación, te explicamos quién fue y cuál fue su contribución al desarrollo de este proceso histórico.
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De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Fracisco I. Madero conocido como el "Apóstol de la Democracia", fue un destacado político y figura clave en la historia de México. Su oposición al régimen de Porfirio Díaz marcó el inicio de la Revolución Mexicana, un movimiento que transformó el rumbo político y social del país.
Nacido el 30 de octubre de 1873 en la hacienda “El Rosario”, ubicada en Parras, Coahuila, Madero provenía de una familia acaudalada. Inició sus estudios en Estados Unidos y más tarde continuó su formación en París, donde asistió al Liceo de Versalles y a la Escuela de Altos Estudios Comerciales.
En 1892 regresó a México y asumió la administración de las propiedades de su familia. En esta etapa, modernizó sistemas agrícolas e implementó medidas en favor de los trabajadores.
Su interés por el bienestar social lo llevó a fundar una escuela comercial en San Pedro de las Colonias, lugar donde también promovió diversas iniciativas filantrópicas.
En 1901 colaboró en la difusión del periódico Regeneración, de orientación anarquista, y en 1905 fundó el Club Democrático Benito Juárez, que marcó el inicio formal de su carrera política. Además, creó el periódico El Demócrata, a través del cual difundió ideas sobre derechos humanos, sufragio y libertades civiles.
En 1908 publicó La Sucesión Presidencial que lo posicionó como líder del movimiento antirreeleccionista. Como candidato del Partido Antirreeleccionista, desafió directamente a Porfirio Díaz, quien llevaba décadas en el poder.
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Su activismo político y la fundación del Centro Antirreeleccionista de México en 1909 consolidaron su posición como líder opositor. Sin embargo, en 1910 fue arrestado en Monterrey durante su campaña presidencial.
Desde la prisión en San Luis Potosí, planeó su escape y posteriormente, en San Antonio, Texas, redactó el Plan de San Luis, documento que convocaba al levantamiento armado el 20 de noviembre de 1910. Este llamado fue el detonante de la Revolución Mexicana.
Con el avance del movimiento revolucionario, Madero regresó a México en 1911 y dirigió acciones en Chihuahua. Su liderazgo y el apoyo de diversos grupos campesinos llevaron a la renuncia de Porfirio Díaz el 25 de mayo de 1911. Poco después, Madero entró triunfante a la Ciudad de México y asumió la presidencia el 6 de noviembre de ese mismo año tras elecciones democráticas.
Durante su gobierno, Madero enfrentó grandes desafíos. Aunque impulsó medidas para la redistribución de tierras, las reformas fueron percibidas como insuficientes por los sectores más radicales, incluyendo a Emiliano Zapata, quien promulgó el Plan de Ayala en 1911 en desacuerdo con el nuevo gobierno.
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