La vaquita marina (Phocoena sinus), el mamífero marino más pequeño del mundo, enfrenta una amenaza crítica de extinción. Este cetáceo, endémico del Golfo de California en México, está en peligro debido a una combinación de factores que han llevado a su población a niveles alarmantes.
La extinción inminente de la vaquita marina es una triste consecuencia de problemas que van más allá de la conservación y que involucran la pesca ilegal, la falta de cumplimiento de normativas y desafíos socioeconómicos en la región.
Ana Diaz Maqueda, Bióloga especializada en etología manifiesta que la vaquita marina es una especie de cetáceo de la familia de las marsopas y que de las seis especies que conforman esta familia, es la más amenazada y la que posee el rango de distribución más limitado. Además, la vaquita marina se caracteriza por su timidez y su hábito de mantenerse alejada de las embarcaciones humanas, esta especie tiene una serie de particularidades que la diferencian de otros cetáceos, como su morro chato, aleta dorsal triangular y dientes aplanados.
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La principal causa de la drástica disminución de la vaquita marina es la pesca ilegal del pez totoaba, una especie también en peligro de extinción. El pez totoaba es muy codiciado en el mercado negro por su vejiga natatoria, la cual se comercializa a altos precios en China por sus supuestas propiedades medicinales. Para capturar totoabas, los pescadores utilizan redes de enmalle, grandes mallas que cuelgan verticalmente en el agua y que accidentalmente capturan a la vaquita marina, resultando en su asfixia.
A pesar de las prohibiciones gubernamentales sobre el uso de estas redes y de los esfuerzos internacionales para proteger a la vaquita, la pesca ilegal continúa, impulsada por la alta demanda y las dificultades económicas que enfrentan los pescadores locales. Esto ha generado un círculo vicioso en el que la conservación de la vaquita choca con la realidad de comunidades que dependen de la pesca para su subsistencia.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la población de vaquitas ha disminuido un 94% desde 1997. En 2017, se estimó que quedaban solo 30 individuos, lo que plantea un alto riesgo de endogamia y la pérdida de variabilidad genética. Aunque el panorama para la vaquita marina es sombrío, aún existen esfuerzos para salvar a esta especie. El CIRVA ha propuesto trasladarlas a un santuario para protegerlas, a pesar de que este esfuerzo presenta múltiples desafíos.
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La vaquita marina, que alguna vez nadó libremente en las aguas del Golfo de California, ahora enfrenta un futuro incierto. La cooperación internacional, junto con políticas de conservación más efectivas y soluciones económicas para las comunidades pesqueras, será crucial para evitar que este pequeño cetáceo desaparezca para siempre.