Pocos conceptos relacionados con la salud humana tienen más connotaciones positivas que las vitaminas. Diariamente somos atormentados con todo tipo de anuncios sobre complementos o alimentos enriquecidos que prometen aportarnos esa pequeña dosis que necesitamos para estar sanos, fuertes y activos. Por supuesto, estas moléculas son esenciales para que podamos llevar correctamente un gran número de procesos esenciales de nuestra fisiología.
Sin embargo, como ocurre con tantas otras sustancias, el exceso puede tener consecuencias perjudiciales. Uno de los ejemplos más notables es el consumo excesivo de vitamina D, que puede dar hipervitaminosis D, causante de hipercalcemia, un aumento anormal de los niveles de calcio en el torrente sanguíneo.
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La vitamina D es un nutriente crucial para la absorción del calcio, siendo la fuente principal de ella el sol. También se puede obtener de alimentos como el pescado azul, el hígado y grasa de mamíferos marinos, yema de huevo y productos enriquecidos como la leche, zumo, pan y cereales.
No obstante, la exposición prolongada al sol puede aumentar el riesgo de cáncer de piel o envejecimiento prematuro. Por lo tanto, es fundamental mantener un equilibrio en la ingesta de esta vitamina. Las dosis recomendadas varían según la edad y la condición física de una persona, generalmente oscilan entre 400 y 800 unidades al día.
¿Qué pasa cuando hay exceso de vitamina D?
Consumir vitamina D en exceso puede ser nocivo y provocar los siguientes efectos:
1. Presión arterial alta: La presión arterial alta ejerce fuerza sobre las paredes arteriales y puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 1.280 millones de adultos entre 30 y 79 años son propensos a desarrollar hipertensión.
2. Anorexia: Este trastorno alimentario lleva a la pérdida de peso excesiva debido a la restricción de alimentos y ejercicio extenuante, todo impulsado por el temor a aumentar de peso.
3. Estreñimiento: Este, es una afección digestiva común que puede ser una señal de niveles elevados de calcio causados por la intoxicación por vitamina D.
4. Cálculos renales: Son piedras sólidas que se forman con sustancias encontradas en la orina. Pueden causar dolor intenso, fiebre, vómitos y otros síntomas. Existen varios tipos de cálculos renales, incluidos los de calcio y oxalato.
5. Dolores de huesos y tejidos blandos. Ante todas estas complicaciones siempre es recomendable visitar un médico antes de ingerir complejos vitamínicos.
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Mientras las vitaminas son esenciales para el bienestar, el equilibrio y la moderación, mantenerse informado y consultar a un médico son pasos importantes para garantizar una ingesta adecuada de nutrientes sin exponerse a los riesgos del consumo excesivo.
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