El acné, es un trastorno cutáneo multifactorial, que afecta a diversas personas en distintos niveles de intensidad. Además de los tratamientos convencionales, como cremas tópicas y cambios en la alimentación, el déficit de ciertos nutrientes puede influir en la aparición y severidad del acné.
La vitamina A emerge como un elemento crucial en la batalla contra las imperfecciones de la piel, especialmente el acné, ya que regula la producción de sebo, contribuyendo a contrarrestar una de las principales causas de este trastorno cutáneo. La aplicación tópica de este nutriente, especialmente en forma de retinol, demuestra ser efectiva, controlando respuestas inflamatorias y promoviendo la regeneración celular.
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Además, mantener niveles estables de vitamina A mediante la alimentación también juega un papel vital en la salud de la piel. Por eso, se recomienda incluir en la dieta alimentos, como espinacas, zanahorias, brócoli, calabazas, melón y mangos.
Además de la vitamina A, otros nutrientes demuestran ser valiosos en el tratamiento del acné. Destaca el zinc, que, al igual que la vitamina A, mejora los resultados de los tratamientos al reducir la hinchazón y equilibrar las hormonas.
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Ante esto, conocemos que la vitamina A, en especial a través del retinol, se muestra como una aliada poderosa en la lucha contra el acné, destacando la importancia de una dieta equilibrada para mantener la salud cutánea.
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