El limón es un fruto que proviene del árbol conocido como limonero, una planta que puede alcanzar hasta 4 metros de altura, con ramas delgadas y espinas cortas. Sus hojas son redondeadas y pequeñas. Se considera que el origen del limón podría estar en China o India, pero su cultivo en Asia data de más de 2,500 años.En México, su introducción se dio con la llegada de los colonizadores españoles, y desde entonces ha pasado a ser un componente esencial de la gastronomía nacional.
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Este cítrico es clave para realzar el sabor de platillos tradicionales como el pozole, tacos y caldos, así como en bebidas refrescantes. Además es utilizado en distintas industrias, entre las que destacan la farmacéutica, la cosmética y la de limpieza. En la cocina, su jugo es aprovechado en la elaboración de salsas, marinados y aderezos, además de ser utilizado en postres.
Una de sus principales cualidades es su capacidad para actuar como conservante natural, lo que prolonga la vida útil de los alimentos.
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El cultivo del limón se adapta mejor a climas templados y suelos bien drenados, siendo México y España dos de los mayores productores mundiales gracias a sus condiciones geográficas favorables.
Entre sus propiedades nutricionales, el limón es una fuente importante de vitamina C y B, calcio e hierro.
De acuerdo con el Poder del Consumidor, el consumo regular del limón está relacionado con el fortalecimiento del sistema inmunitario, ayudando a prevenir enfermedades como la anemia, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
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La vitamina C que contiene es esencial para la producción de colágeno, necesario para el crecimiento y la reparación celular. Asimismo, su capacidad antioxidante, derivada de compuestos fenólicos como el ácido ferúlico y el ácido cafeico, contribuye a la protección contra la actividad cancerígena.
Por otro lado, la fibra soluble del limón ayuda a reducir los niveles de colesterol y regula el aumento de glucosa en la sangre. Además, este cítrico ayuda a la cicatrización.
Según la Procuraduría Federal del Consumidor, la conservación óptima del limón debe ser a temperatura ambiente. Tanto el jugo como la cáscara pueden congelarse, mientras que la cáscara desecada o confitada debe almacenarse en un lugar fresco y seco.
Si se necesita conservar la mitad de un limón, puede espolvorearse con sal o colocarse boca abajo en un plato cubierto con un vaso. Estos métodos prolongan su frescura, facilitando su uso posterior en la cocina.
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