El lunes 29 de agosto próximo, cerca de 24.5 millones de estudiantes de educación básica regresarán a las aulas, tras dos ciclos escolares en formato virtual e híbrido derivado de la pandemia de Covid-19.
Previamente, la SEP informó, a través de un comunicado, algunos lineamientos para el regreso a clases en este nuevo ciclo escolar 2022-2023.
En ese documento se detalla que los estudiantes no sólo necesitarán cuadernos, plumas y lápices, debido a la pandemia por coronavirus o Covid-19 desde el ciclo escolar pasado, los alumnos tuvieron que incorporar los cubrebocas a su lista de imprescindibles en el aula.
Pero no sólo los útiles escolares son parte del regreso a clases, también lo es la convivencia y la nutrición que se da en las escuelas.
Por cierto, la historia de los desayunos escolares que actualmente se dan en los colegios públicos se remontan a 1887 cuando, a través de la "Casa Amiga de la Obrera", se daban los primeros desayunos a hijas e hijos de madres trabajadoras.
Según el DIF, En 1929 una organización altruista denominada “La Gota de Leche” distribuía una ración de lácteo entre las y los niños en situación de pobreza de las zonas periféricas de la Ciudad de México.
Estas acciones posteriormente se institucionalizaron con el Programa la "Gota de Leche", implementado con la finalidad de proporcionar inicialmente leche y jugo, y luego desayunos completos a niñas y niños en situación de pobreza en la Ciudad de México.
En 1942, por disposición del entonces General Manuel Ávila Camacho, Presidente de la República, el apoyo que se daba a través del Programa "Gota de Leche" se transformó en Desayunos Escolares y se crearon los comités respectivos (Fuentes, 1998). Los desayunos escolares que se entregaban a las niñas y los niños consistían en un cubo de 250 mililitros de leche entera, un sándwich, huevo cocido y un postre.
Esa historia, que fue investigada en el libro "La historia de los desayunos del DIF", ha llegado hasta nuestros días, pues los alimentos se siguen repartiendo en las escuelas.
El Gobierno de la Ciudad de México establece que las escuelas deben solicitar a la madre, padre o responsable, por conducto del Director (a) de la Escuela, la incorporación de la niña o niño al Programa, mediante el llenado de la hoja compromiso que le será proporcionada en la Dirección de la escuela.
También se establece el compromiso de aportar durante todo el ciclo escolar, una cuota de recuperación de $0.50 por cada alimento escolar consumido, aunque también existe la posibilidad de "pedir la exención de la cuota, cuando la situación económica del padre, madre o responsable, lo imposibilite para hacerlo".
El objetivo del programa de desayunos escolares es favorecer el acceso y consumo de alimentos nutritivos e inocuos (no causan daño) que asisten a planteles públicos del Sistema Educativo Nacional de la Ciudad de México de manera prioritaria "a quienes se encuentran en las zonas con mayores índices de marginación, en los niveles de educación preescolar, primaria y especial, en condiciones de vulnerabilidad".
El gobierno de la CDMX realizó un estudio de Peso y Talla en septiembre de 2019 en las 16 alcaldías en colaboración con la Secretaría de Salud y la Agencia Digital de Innovación Pública, ambas de la Ciudad de México, los resultados arrojaron índices de sobrepeso y obesidad elevados en preescolar y primaria, por lo que el programa de desayunos escolares busca contrarrestar esa problemática.
El gobierno trabaja con especialistas de nutrición para los menús de los desayunos escolares, que serán así:
Lee también Estos cubrebocas no serán admitidos para el regreso a clases 2022-2023