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Demetrio Bilbatúa; "México, un bendito país como no hay otro en todo el mundo"

El cineasta habla sobre su amor por México, su vida de inmigrante y cómo encontró su hogar en este país

MÉXICO, UN BENDITO PAÍS COMO NO HAY OTRO EN TODO EL MUNDO: DEMETRIO BILBATÚA. Foto: El Universal
24/11/2024 |16:36Edmundo Cázarez C |

Gracias a la oportuna y valiosa intervención de un mutuo amigo, el publirrelacionista Servando González Muñoz, fue posible concertar la cita para lograr la entrevista exclusiva que concedió a este destacado mexicano por naturalización voluntaria.

Al ingresar a su moderna oficina, es descubrir que ha sido transformada en funcionales y modernos estudios de grabación y producción cinematográfica y como sede de una valiosa e histórica filmoteca, ubicada en la colonia del Valle, pero, también, es sumergirse en una verdadera fábrica de sueños plasmados en el celuloide, que, cuando se proyectan en una pantalla, se contagia de ese orgullo nacional, atestiguando visualmente, la evolución del México moderno durante las últimas seis décadas, escenas finamente seleccionadas y arropadas con significativos textos que penetran hasta lo más profundo del corazón.

Estando en lobby de esta prodigiosa filmoteca histórica, nos anunciamos con el responsable de seguridad del lugar, quien nos pide, a mi nieto Adrián y a este reportero, que nos anotemos en el libro de registro de visitantes mientras le avisa, vía telefónica, al señor Bilbatúa de nuestra presencia en la planta baja del moderno edificio. No habían transcurrido ni diez minutos, cuando el propio responsable de seguridad se sorprende al observar al señor Bilbatua que desciende del elevador y que había optado ir personalmente a recibirnos… ¡Qué hermoso detalle!!, lo que habla de su educación y sencillez. Con los brazos extendidos exclama: “Mi estimado Edmundo y tu inseparable nieto Adrián, sean bienvenidos a esta su casa”, brindándonos un cordial y afectuoso abrazo, nos invita que lo acompañemos al elevador para dirigirnos a su oficina, en el tercer piso.

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En el interior del elevador, en voz baja, nos dice: “Antes que iniciemos la entrevista, quiero que me acompañen a mi sala de proyecciones porque les tengo preparada una sorpresa, de la cual, estoy seguro que les va a gustar, y qué les digo gustar… ¡Les va a encantar!!” A lo Mero Macho, qué lejanos estábamos de imaginarnos lo que nuestros ojos registrarían en una enorme pantalla. ¡Toño, por favor, corre el documental “Raíces de México”!!, -le indica a su joven asistente- Un extraordinario documental que filmó en 1963, a lo largo y ancho del país, dedicado a enaltecer las extraordinarias obras maestras, producto de las “manos mágicas” de nuestros nobles artesanos. En el minuto 9 con 27 segundos de proyección del documental, mi corazón comienza a latir aceleradamente, cuando observo a mi padre, don Jesús Cázarez Solorio, -QEPD-, quien fue un humilde y célebre artesano orfebre en Pátzcuaro Michoacán.

¡Para qué negarlo!!, no pude contener las lágrimas de la emoción de volver a ver a mi padre en un bellísimo documental. Mi nieto Adrián me abraza y me da un beso en la frente, mientras que el mago de los documentales, don Demetrio Bilbatúa, me obsequia un par de pañuelos desechables… ¡Vaya sorpresa!! Un hermoso gesto que jamás habremos de olvidar. “Edmundo querido, te felicito por haber tenido la dicha y el honor de tener un gran papá, un extraordinario ser humano, dueño de una gigantesca sensibilidad y un amor ilimitado a su trabajo, con quien tuve la oportunidad de conversar deliciosamente, allá por 1963, y ahora, el hijo de ese gran artesano, don Jesús Cázarez Solorio, orgullo de México, viene a conversar conmigo.

Como sabía que hoy, 16 de noviembre, es día de tu Santo, consideré que era el mejor regalo que podía ofrecerte humildemente, por cierto, en tu celular, ya tienes una copia del mismo” Me dice, dándome un fraternal abrazo y tratándome de reanimar después de la sorpresa que me provocó.

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Estando ya en el crisol de su creatividad, las paredes de su pequeña e impresionante oficina, dan testimonio de su incansable actividad cinematográfica con fotografías históricas al lado de personajes de talla nacional e internacional, entre las que destacan: El presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, cuando visitó la ciudad de México, aquel 29 de junio de 1962, acompañado por su esposa Jacqueline y que fueron recibidos por el entonces presidente de la República Adolfo López Mateos. Asimismo, infinidad de fotografías con María Félix, Emilio “El Indio” Fernández, Pedro Infante, Mario Moreno Cantinflas, Richard Burton y Ava Gardner, cuando filmaron la película “La Noche de la Iguana”, en Puerto Vallarta, así como con casi todos los presidentes de la República, desde Adolfo López Mateos, hasta Enrique Peña Nieto. Impresionantes imágenes que hablan del incansable trabajo de este gran mexicano de corazón.

Pulcro en el vestir, porta un traje de seda color gris Oxford, camisa blanca y un sombrero de lana color gris, que hace combinación con la ropa que porta. Bajito de estatura, pero gigante de creatividad, talentoso, educado y culto. Derrochando sencillez y humildad. A sus 89 años de una accidentada, pero exitosa vida, sorprende por su lucidez y energía, para nada, aparenta la edad biológica que tiene.

El día de ayer, sábado 23 de noviembre de este 2024, la Universidad Metropolitana de Jalisco, en vinculación con el Consejo de Comunidades Hispanas y la Fundación Honoris Causa Internacional, dentro del marco del Segundo Festival Internacional MENTES BRILLANTES, le hicieron entrega del “Galardón Mentes Brillantes 2024”, un merecido reconocimiento de carácter mundial, instituido por España, Estados Unidos y México, con el objetivo de generar un vínculo de acercamiento entre los seres de luz, un movimiento de cultura y paz, denominado “Revolución Humanista”, y que tuvo lugar en una significativa ceremonia realizada en la Sala 2 de la Cineteca del Centro Cultural Universitario -Conjunto Santander-, de Guadalajara, Jalisco. Sin lugar a dudas, Demetrio Bilbatúa, es un hombre que ha puesto muy en alto el nombre de México en todo el mundo.

En esta primera parte de la entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL, asegura: “México, es un bendito país como no hay otro en el mundo”, y vaya que ha recorrido el mundo entero, infinidad de veces.

-Señor Bilbatua, muchas gracias por recibirme en este fantástico lugar, su refugio intelectual en donde guarda, celosamente, la historia contemporánea de este gran país en valiosos documentales… ¿Cómo le va en la vida?

-Muchas gracias a ustedes por venir a este refugio intelectual, como bien le llama… ¿Cómo me va en la vida? Don Edmundo, le puedo decir que me siento muy emocionado. La verdad, me va muy bien en la vida, en virtud que acabo de cumplir 90 años y me siento en completas facultades físicas y mentales…

-A lo Mero Macho, no tenía el honor de conocerle personalmente, ahorita que estoy frente a usted, me tiene impresionado porque no representa, para nada, la edad que tiene…

-Ja, ja, ja… ¡Muchas gracias!!... ¿De plano, esperaba encontrarme dentro de un sarcófago? La verdad, es que me siento muy bien de salud y muy contento. A lo largo de mi vida, tengo memoria de haber nacido en Vigo, España, en donde el invierno gallego es muy crudo y largo, con un intenso frío que penetra hasta el fondo de los huesos, al grado que al llegar la noche e irnos a la cama, las sábanas estaban completamente mojadas, y no, porque nos hayamos hecho “pipí”, sino por la humedad que se respiraba en el ambiente…

-¡Qué horror!!... ¿Cómo le hacían para mitigar ese terrible frío?

-Mi mamá Sagrario, envolvía ladrillos calientitos en una toalla vieja para que nos calentara un poco la cama.

-¿El tiempo y esa prodigiosa memoria, son los encargados de edificar los sentimientos que afloran en su rostro?

-¡Qué bonita pregunta!! Mi recuerdo más antiguo, debe ser cuando contaba con cinco años de edad, y te estoy hablando de los años cuarenta, junto a mi padre que también se llamaba como yo. Así como mi tío Antonino, quien era diputado de la república española y mi tío Luis. Eran los tres hermanos que se habían convertido en sostén de la familia Bilbatúa y los mandó fusilar Francisco Franco, con una crueldad terrible y espantosa…

-¿Por qué los mandó fusilar?

-Simple y sencillamente, porque, ellos, no tenían ninguna vinculación con ese nefasto gobierno, el peor que haya existido en España en toda su historia. El único delito de mi padre y de mis tíos, fue haber ejercido su sentido político totalmente contrarios a los ideales del dictador Francisco Franco… ¡Eso fue más que suficiente para que los mandara fusilar y requisar el negocio familiar!!

-¿Cómo vivía la familia Bilbatua en Vigo, España?

-Subsistía gracias a un negocio familiar de fotomecánica, que estaba ubicado en la calle Príncipe, en Vigo, España.

-¿Cómo era don Demetrio Bilbatua, su querido padre?

-Fue un hombre muy conocido, un respetado fotógrafo de estudio, en donde la gente acudía para conservar fotografías familiares. Una muy pequeña empresa a la que le iba muy bien, además, mi papá se encargaba de arreglar sus propias cámaras, así como las que le llevaban a reparar. Un verdadero profesional de su quehacer fotográfico.

-¿Le tocó presenciar esa dolorosa escena cuando fusilaron a su padre?

-No, afortunadamente no, sino que eso sucedió cuando yo, quizás, apenas tenía 7 o 8 meses de haber nacido.

-¡Qué triste y doloroso….!!

-En efecto, me contaba mi mamá que el miedo y pavor social se colaba por los reducidísimos pasillos de la casa en donde vivíamos y hasta resultaba, un tanto llamativo, ver conversar a las personas mayores en “claves…”

-De pronto, la voz del prestigiado productor y director cinematográfico, se hace notorio que se le forma un nudo en la garganta y sus ojos se llenan de lágrimas. Considero prudente esperar unos segundos-

-¿Qué más le contaban su abuela y su mamá?

-A mis cinco años de edad, yo no comprendía por qué lloraban tanto ni lo que estaba sucediendo en el pueblo y en todo el país donde me había tocado nacer. Solo recuerdo que veía rodar muchas lágrimas por los rostros de mi abuela y mi mamá…

-¡Ups, perdón por tocar fibras tan sensibles…

-No se preocupe, al contrario, le agradezco mucho que se preocupe por el aspecto humano, y no, sea una simple entrevista referente a mi actividad como documentalista cinematográfico. Usted rompe con los cartabones de sus demás compañeros, la verdad, lo felicito sinceramente porque, desde el inicio de la conversación, me percaté de su calidad profesional.

-Al contrario, le agradezco que me abra su corazón…

-En mi memoria, tengo muy presente esas escenas cuando, mi madre se daba a la tarea de esconder infinidad de cartas y fotografías de mi padre y recibía el afecto de vecinos y amigos. La muerte de mi padre y de mis dos tíos, está presente en cada espacio de mi vida.

-Digamos que esa niñez… ¿Se desarrolló entre los velos de esa historia?

-Discúlpeme que me vea llorar a estas alturas de mi edad, creo que me he convertido en un chillón… ¡Nunca entendí, bien a bien, lo que había sucedido!!

-¿Cuántos hijos fueron?

-Fuimos tres hijos, Mi hermano Ángel, el mayor de los tres, luego yo, y la más chica, fue mi hermana Marisa. Ellos dos se encargaron de escribir la parte narrativa de nuestra historia.

-¿Cuántos años se llevaban entre hermanos?

-Entre nueve y diez años de distancia. En mi caso, fui producto de haber nacido durante la Guerra Civil Española, propiamente y a principios de esa guerra. Me contaba mi madre que mi papá estando en la cárcel, fue cuando quiso que me pusieran su nombre, cosa que me honra mucho llevar el mismo nombre de mi padre, porque ha sido un ejemplo a seguir durante toda mi vida. Así como una constante de recuerdos y añoranzas de un hombre que no tuve el privilegio de conocer. Mis hermanos fueron testigos del llanto inconsolable de mi madre y abuela tras el fusilamiento de mi papá y de mis dos tíos, sintieron, en carne propia, el terror y el hambre desencadenada que impulsó Francisco Franco.

MÉXICO, UN BENDITO PAÍS COMO NO HAY OTRO EN TODO EL MUNDO: DEMETRIO BILBATÚA. Foto: El Universal

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-¿Cómo fue esa historia en la primaria?

-En esos dos años de primaria, en Vigo, España, no me gustaba la escuela de monjas en la que me habían inscrito…

-¿Por qué…?

-Porque las monjas y los demás niños, me señalaban como “El hijo del rojo” y “El hijo del fusilado…”

-¿Cuál era su actitud?

-Me oponía y negaba rotundamente, ser ese a quien señalaban de manera tan despectiva. Me dolía terriblemente ser un niño completamente, según ellos, “diferente” a los demás.

-¿Eran unas monjas con alma de diablo?

-¡Sin lugar a duda! Unas monjas crueles y lo peor de todo, es que los demás niños reproducían esa crueldad con mucho más encono.

-¿Cómo respondía a esas agresiones de las que fue víctima?

-Fui un niño totalmente introvertido, aprendía a obedecer y callar. Mi soledad se había transformado en mi fortaleza interna, pero, a veces, me escapaba de la escuela al no soportar ese martirio…

-¿A dónde se iba?

-A caminar por encima de las vías del tren e introducirme a los enormes túneles, que, para mí, eran algo así como un imán…

-¿Una guarida para refugiarse?

-Era una manera infantil de enfrentar el miedo y la oscuridad de lo que no comprendía, totalmente lleno de pavor y en la época más sombría de mi corta vida…

-¿El tren, era algo así, como su aliado o amigo secreto?

-¡Siii!!, es por eso, que, hasta la fecha, digo que las vías del tren son las que se encargan de encarrilar mi memoria infantil.

-¿Cuánto tiempo permanecía en las vías del tren?

-¡No lo sé!!, pero creo que fueron muchas horas siguiendo el camino de las vías hasta llegar a un tercer túnel. -Frotándose los brazos con sus manos, me dice-: “Te confieso que, en este preciso momento, siento ese escalofrío cuando mi pequeño cuerpo de niño permanecía pegado a las paredes del túnel, evitando que la velocidad que traía el tren me fuera arrollar, porque pasaba casi rozándome la cara”

-¿Cómo es que vienen a México?

-Fue gracias a mi tía Margarita Bilbatua, la más chica de los hermanos que había mandado fusilar Francisco Franco. Gracias a que se había escapado a Francia, de lo contrario, también ella hubiera sido fusilada. Estando ahí, logró establecer muy buenas relaciones con el Cónsul de México en París, quien había realizado una espléndida labor a favor de todos los españoles de aquella época. Así es que, en 1945, mi tía, logra que nos viniéramos para México…

-Pero aun, estaba la Guerra Civil Española…

-¡Exacto!!, tuvimos que esperar que terminara la Guerra Civil Española, de lo contrario, nos hubieran detenido y hasta asesinado.

-¿Quiénes se vinieron para México?

-Mi mamá, mi tía Marisa, mi hermano Ángel y yo…

-A tan solo nueve años de edad, ¿qué pensaba el niño Demetrio?

-Aunque estaba muy chico, eso, fue como un parteaguas fundamental en mi vida en virtud de que, en esos años que me había tocado vivir en España, como te comentaba, al “hijo del rojo”, era objeto de salvajes humillaciones por las monjas de mi escuela y de los propios niños…

-Por supuesto que era una enorme ofensa para un pequeñito…

-Tiempo después y con el paso de los años, ya en México, me pude dar cuenta que más que una ofensa, era un enorme orgullo para mí, haber sido hijo de un hombre con ideales tan plenos y tan determinantes para que me forjase dentro de esa resiliencia que adopté durante toda mi vida, y que me ha servido para poder luchar en este bendito país que nos recibió.

-¿Estando en España, ya sabía de la existencia de México?

-Ja, ja, ja, me quitaste la idea de la cabeza. Solamente sabía de la existencia de un hermoso país llamado México, gracias a la película Allá en el Rancho Grande que pude ver de niño en el cine Avenida en Vigo.

-¿Y ahora?

-Es que, siendo niño, a los ocho años de edad, me daba a la tarea de buscar el horizonte, por dentro me decía, una y otra vez… ¡¡Quiero llegar al horizonte!! Edmundo, sus preguntas me producen un vuelco al corazón y me obliga a verme con mis pantalones cortos, caminando entre la niebla, jugando con la tierra y deseando llegar hasta el final de esas interminables vías del tren… ¡Que delicia, me está dando recordar todo eso!!

-¿Cuál sería el final de ese destino y horizonte que tenía en mente?

-¡Vivir en libertad!! Recuerda que la Guerra Civil de España estalla en 1936, cuando apenas tenía unos cuantos meses de haber nacido, y Vigo, mi pueblo, era considerado como una cuna de revolucionarios, mi padre, tanto como mis tíos, eran gentes pensantes y liberales, cuyo propósito era cambiar el mundo, pero resultaba una utopía para los republicanos españoles.

-¿Qué quería encontrar en ese lejano horizonte?

-Averiguar qué es lo que había encontrado Cristóbal Colón, curiosamente, me ponía a caminar y caminar, pero jamás, llegaba a ese anhelado horizonte. Con el paso de los años, logré aprender que el paso del tiempo, ese horizonte, literalmente, tiene forma de círculo y lo ocupamos nosotros mismos.

-Para esa inquieta mente infantil ¿qué hubiera sucedido si caminaba en sentido opuesto a ese horizonte?

-Que si una persona dirigía sus pasos en sentido opuesto, dejaba de avanzar y retrocedía en todos los aspectos. Total, por dentro me dije que nunca llegaría a ese “horizonte”

-¿A los nueve años de edad, que ambicionaba ser en la vida?

-¡Uff!!, no tenía ni la remota idea porque tenía frente a mí, la etapa de la postguerra. En toda España se respiraba una miseria terrible, además, al quitarnos el gobierno de Franco nuestro modesto negocio familiar, mucho menos teníamos como seguir subsistiendo. Aunque mi madre contaba con familiares en La Coruña, mi madre y yo, nos fuimos para la Coruña…

-¿Y qué sucedió con sus dos hermanos?

-Se quedaron a trabajar momentáneamente en Vigo, Ángel, pudo especializarse en un taller fotográfico, junto con otros familiares, lograron volver a sacar adelante la pequeña empresa que había dejado mi papá de fotomecánica, por cierto, hace como tres años que definitivamente cerró sus puertas para siempre. Una empresa que fue mucho muy exitosa de la familia Bilbatua, formada por mis primos y mi hermano Ángel

-¿Hasta cuándo vienen sus hermanos a México?

-Cuando habían cumplido 18 y 20 años de edad, respectivamente.

-¿Pero cómo fue ese viaje que usted realizó junto con su mamá hacia México?

-¡En barco!!...

-Cuénteme cómo fue ese viaje…

-De pronto, sus ojos brillan intensamente, su voz se torna mucho más clara y efusiva, se acomoda en la silla en la que está sentado. Cruza una y otra vez las piernas hasta encontrar una postura cómoda y me dice: “Bueno, permíteme contarte que fue un viaje mucho muy triste porque no nos dejaban salir de España, no obstante que ya habíamos pagado nuestro pasaje en el barco/vapor “Magallanes”, que salía de Vigo, precisamente…”

-¿Quiénes no les permitían la salida del país?

-Las autoridades de ese entonces, nos ponían infinidad de problemas de carácter legal para lograr salir de España. El gobierno de Francisco Franco, era un perverso y asqueroso dictador que no supo más que fusilar a infinidad de personas que no simpatizaban con él, ni con su causa, un exacerbado e ilegal autoritarismo

-Pero, ¿Cómo se sentía el niño Demetrio estando a bordo de ese barco, y que, por fin, lograba abandonar el infierno de Francisco Franco?

-De Vigo, España, viajamos hacia las Islas Canarias, para luego, continuar el viaje hacia Cuba, y de Cuba, hacia México. Me acuerdo muy bien que viajábamos en tercera clase, justo en la proa del barco, el movimiento del barco me impactó muchísimo, así como el constante golpeteo de enormes olas en altamar.

-¿Le daba miedo?

-No, la verdad es que no, mi pobre madre fue quien sufrió muchísimo en ese viaje, porque la vi volver el estómago en repetidas ocasiones, además, su semblante se observaba fatal. Como podía, me asomaba a través de la claraboya del barco y me quedaba impresionado al observar un horizonte totalmente diferente al que estaba acostumbrado en mi natal Vigo, España, en donde había sufrido tanto.

-¿Qué hicieron durante esa escala en Cuba?

-Como en Cuba teníamos familiares, permanecimos solo unas cuantas horas para continuar el viaje hacia México, pero ahora, a bordo de un pequeño avión, un DC-3, que aterrizó en Mérida, Yucatán, para luego continuar hacia la Ciudad de México.

-Vaya travesía…

-Todo eso fue gracias a un esfuerzo insólito de mi tía Margarita, una auténtica guerrera que siempre la llevaré muy dentro de mi corazón, porque logró rescatarnos de ese verdadero infierno tan espantoso que nos tocó vivir en Vigo, España.

-¿Qué siente cuando llega a la Ciudad de México?

-Yo estaba muy muy feliz, estaba convencido de que se trataba de ese nuevo horizonte que tanto buscaba y hasta logré entender que era más el espíritu, que lo visual.

-¿Con ese espíritu aventurero que le caracteriza, llegó a pensar que era usted, una moderna versión de un Cristóbal Colón, en el descubrimiento de un nuevo horizonte?

-Ja, ja, ja, me gusta la pregunta. El mérito de los exploradores como Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes, tienen toda mi admiración…

-A eso me refiero, Demetrio Bilbatúa, es un incansable explorador…

-¡Claro!!, claro. Lo que pasa, es que ya lo hice como una situación de un niño que venía a estudiar a México, en el Instituto Luis Vives.

-Continuará-

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