Los tumores intestinales en perros son un problema serio que, si no se detecta a tiempo, puede comprometer gravemente la salud de la mascota. Aunque su diagnóstico y tratamiento son complejos, reconocer los síntomas es esencial para actuar con rapidez.
Este tipo de tumor, que afecta al intestino delgado o grueso, surge debido a una proliferación desorganizada de células por mutaciones genéticas. Estas mutaciones, que generalmente tienen un origen desconocido, pueden estar influenciadas por factores ambientales, como radiación o productos químicos. La veterinaria Cristina Pascual, manifiesta que los tumores intestinales en perros pueden variar dependiendo del área afectada:
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Los principales síntomas que pueden indicar la presencia de un tumor intestinal en un perro incluyen pérdida de peso, vómitos frecuentes y diarrea persistente. Estos problemas digestivos suelen aparecer de forma gradual y pueden intensificarse con el tiempo. También es común que el perro experimente dolor abdominal, lo cual puede manifestarse con cambios en la postura, como encorvar la espalda o quejarse al ser tocado en el abdomen.
Además, algunos perros presentan pérdida de apetito y en algunos casos, sangre en las heces, que puede ser indicio de una obstrucción o hemorragia interna provocada por el tumoralarmantes y podrían ser signo de otros problemas de salud. Por eso, si se detectan algunos de ellos, es crucial llevar al perro al veterinario para realizar pruebas específicas, como ecografías, radiografías y análisis de sangre. La detección temprana es clave para mejorar el pronóstico, ya que los tumores intestinales pueden extenderse rápidamente a otros órganos.
En caso de confirmarse el diagnóstico, el tratamiento dependerá del tipo de tumor y de su estado de avance. Algunos tumores pueden ser extirpados quirúrgicamente, mientras que en otros casos se considera la quimioterapia para controlar la progresión de la enfermedad.
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La esperanza de vida tras el diagnóstico depende del tipo y grado del tumor. Los adenocarcinomas pueden variar en pronóstico según su localización, los leiomiosarcomas suelen tener una supervivencia de hasta 3 años tras cirugía, mientras que los linfomas, especialmente los de bajo grado, pueden extenderse hasta 2 años o más con tratamiento adecuado. Estar atentos y actuar de inmediato puede marcar una gran diferencia en la vida de la mascota.
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