“Qué difícil trabajar contigo estando embarazada” o “¿cómo le vamos a hacer cuando nazca tu bebé?”, fueron algunas de las frases que Alma recibió mientras se desempeñaba profesionalmente en una empresa como diseñadora estando embarazada.
Alma, Lorna, Fabiola y Gaby son mujeres que, aunque no se conocen entre ellas, tienen algo en común: fueron despedidas de sus empleos tras anunciar su embarazo. Si bien la manera en que cada una vivió esta experiencia es única, todas coinciden en una sensación de injusticia. En entrevista con EL UNIVERSAL, cuentan sus experiencias.
Alma consiguió empleo en una empresa de seguridad, en la cual realizó labores relacionadas con marketing y manejo de redes sociales. Al mes de ser contratada, se enteró de su embarazo.
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Con el paso de los meses, la empresa comenzó a tener problemas económicos. “Gracias a mi trabajo, hubo un incremento de ventas, pero no cubría la expectativa del dueño”. Fue en ese momento cuando las hostilidades comenzaron.
Sus empleadores no tomaban en cuenta su salud; la ponían en situaciones de riesgo con tal que “saliera el trabajo”. En una ocasión, la mandaron una instalación dentro de una fábrica de productos químicos peligrosos. Situación que pasó desapercibida a pesar de que el artículo 166 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) establece que se deberá evitar cualquier actividad laboral que ponga en peligro la salud de la embarazada o del producto. Durante el primer trimestre, tuvo riesgo de aborto.
En 2023, el 75% de las denuncias que recibió el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), fueron en contra de empresas y negocios, que actuaban como empleadores. Durante ese año, el embarazo fue la tercera causa por la que se reportaron más quejas de discriminación en el ámbito laboral.
Dentro de estas prácticas discriminatorias se encuentra el no respetar los derechos laborales de las mujeres embarazadas, como el permiso de maternidad o condiciones de trabajo inapropiadas, así como la negativa a contratarlas o el despido por su embarazo.
“Ejerciendo mi profesión, sufrí acoso y discriminación”, relata Gaby, abogada que fue hostigada con retrasos en su salario debido a su embarazo, con el fin de forzar su renuncia. “Pasaba mis días llorando, porque estaba acostumbrada a ganar mi propio dinero y, de repente, dejé de recibirlo”.
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Fabiola también fue despedida de su trabajo por estar embarazada. Ella ya tenía dos hijos cuando le ofrecieron un trabajo en el área de contaduría de un despacho jurídico. Recuerda que, el mismo día que fue contratada, le hicieron firmar su carta de renuncia.
Su desempeño laboral era óptimo, tanto que cuando avisó a su empleador que aceptaría una nueva oportunidad laboral, con un mayor sueldo, le ofrecieron subirle el sueldo con tal de que permaneciera en la empresa.
Meses después, al informar que estaba esperando un bebé, su carga de trabajo disminuyó considerablemente. “Prácticamente, yo ya no hacía nada”. Fue cuando comenzó a sospechar que perdería su trabajo. “Yo lloraba de la angustia por no saber si me iban a correr, por lo que no pude ni disfrutar mi embarazo”.
Ninguna de las entrevistadas para este reportaje fue informada sobre las políticas de maternidad de la empresa al momento de su contratación, ni durante el tiempo que estuvieron laborando.
“Ya no necesitamos más tu posición”
En México, ser mujer y desenvolverte profesionalmente en el ámbito laboral puede no ser una realidad. Según el Copred, históricamente, el embarazo ha sido una de las principales razones por las que se ha negado injustamente el derecho al trabajo a las mujeres.
El día que Fabiola regresó de incapacidad, sus sospechas fueron confirmadas. Le negaron el paso a su lugar de trabajo y le informaron que ya no seguiría trabajando con ellos. “Fue humillante vivir esa situación, no me lo merecía. Mis hijos nunca fueron un impedimento; yo llegaba temprano, si necesitaban que me quedara más tiempo o que fuera los sábados, lo hacía”, platica.
El caso de Lorna es otro entre muchos que muestra la discriminación hacia las mujeres embarazadas dentro del ámbito laboral. “Jamás pensé que mi embarazo podría ser un problema en mi trabajo”, cuenta.
En noviembre del 2022, Lorna fue contratada en una empresa para desempeñarse como profesional en relaciones comerciales. Debido a su buen desempeño, al mes y medio la nombraron supervisora de área y le asignaron una capacitación fuera de México. Fue durante su estancia en el extranjero que se enteró de que estaba embarazada.
Aunque tuvo miedo de comunicarlo, 4 meses después, Lorna informó a sus jefes que estaba embarazada. Tomó su licencia por maternidad y recibió el pago de su incapacidad. En diciembre 2023, cuando su bebé cumplió 2 meses y medio, regresó a trabajar.
El día que quiso ingresar a su oficina, sus accesos no funcionaban. Fue entonces cuando, mediante una conversación en línea con el gerente, llegó la frase que temía escuchar: “Ya no necesitamos más tu posición”.
“Lo que más me incomodó y molestó fue que al despedirme me dijeron: ‘es para que tengas más tiempo con tu bebé’”, cuenta Lorna.
Sin embargo, también se llevan a cabo prácticas como hostigamiento o retirar las funciones laborales con el fin de orillar a las mujeres a dejar su empleo o hacerlas sentir que no pertenecen al espacio de trabajo.
En el caso de Alma, el despido sucedió al cuarto mes de trabajo. Negaron que fuera por su condición, justificando que la causa era el bajo rendimiento; sin embargo, no se presentó evidencia que respaldara esa afirmación.
Alma accedió a firmar la renuncia por temor. Les pedía que la mantuvieran en el Seguro Social hasta que tuviera a su bebé porque no iba a tener ingresos para costear el nacimiento. A lo que se negaron y le dijeron que “no les parecía que fuera su responsabilidad”.
La LFT (art. 857, apartado III) establece que, en caso de que se lleve un proceso judicial por despido injustificado, el tribunal puede pedir al empleador que no dé de baja a la trabajadora embarazada de la institución de seguridad social, si hay suficientes indicios de que fue despedida por estar embarazada.
Gaby no contaba con prestaciones de ley, pero pudo parir en una unidad del IMSS gracias a que contaba con seguro facultativo debido a que estaba estudiando una segunda carrera. Actualmente, continúa la demanda contra su empleador por discriminación durante el embarazo y exige el pago de las comisiones y salarios pendientes, además de una indemnización por los daños sufridos.
Las mujeres en el mercado laboral
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un estudio sobre las madres en el mercado laboral en el cual se evidencia que en México, siete de cada 10 mujeres que participan en el mercado laboral son madres, quienes son más susceptibles a detener sus carreras profesionales ante problemas personales en un mayor número que los hombres.
Según esta encuesta, el 51% de las madres indicaron haber pausado su carrera profesional, en contraste con el 25% de las mujeres sin hijos. Únicamente el 20% de los hombres con hijos y el 21% sin hijos enfrentaron la misma situación.
Por otro lado, la "Encuesta sobre el Crecimiento Profesional" del IMCO revela que las tareas del hogar consumen 40 horas semanales del tiempo de las mujeres, mientras que los hombres dedican solo 15.9 horas a la semana.
Además, la mitad de las madres con educación superior han pausado sus carreras profesionales por motivos personales, frente a solo dos de cada diez padres.
Los resultados de la encuesta también destacan que la sub representación de las mujeres en el mercado laboral no se debe a una falta de preparación ni de aspiración profesional, sino a la falta de compatibilidad entre las tareas del hogar y las condiciones laborales.
“En el ámbito psicológico me afectó muchísimo”
Lorna decidió no denunciar. Recibió su liquidación, pero no supo si fue lo indicado porque no tuvo asesoramiento jurídico. Cuenta que sufrió depresión postparto; la idea de sentirse estancada por un despido injustificado rondaba su cabeza: “mi bebé ya está creciendo, ¿y yo?”.
Lorna siguió buscando trabajo. “Quiero regresar a trabajar, seguir desarrollando mi carrera profesional porque sé que puedo enseñarle a mi hijo que no tienes por qué dejar de ser mamá, si eres profesionista”. A pesar de que tardó casi un año, Lorna logró conseguir un nuevo trabajo.
A pesar de que recibió su liquidación, sufrió económicamente porque “el dinero no es eterno”, dijo. En el ámbito psicológico la afectación fue grande, pues la idea de regresar a trabajar y “recuperarse a sí misma” se había esfumado.
Cuando Alma se presentó a entrevistas de trabajo, notó que, aunque estaba sobre calificada para muchos puestos, no la contrataban; lo que le hizo darse cuenta de que la negativa respondía a que estaba embarazada. Incluso, durante una entrevista, la cuestionaron sobre su embarazo. “Estar embarazada no disminuye mis capacidades”, sostiene.
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La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021 (Endireh) revela que, en los últimos 12 meses a 7.8% de las mujeres de 15 años y más, que están empleadas o que buscan ser contratadas, han tenido que presentar un certificado de no embarazo como condición para ser contratadas o mantener su empleo.
Para Gaby, el despido provocó un fuerte daño emocional, porque involucraba perder su independencia económica. Y, a pesar de que tomó acción legal, los procesos dentro de los juzgados eran desgastantes, pues tenía que acudir con su hijo, cargarlo y hacer filas. Insiste en que “es necesario visibilizar la discriminación en el ámbito profesional contra las mujeres que buscan ejercer su derecho a la maternidad para que otras madres no tengan que elegir entre su desarrollo profesional y ser mamá”.
Fabiola logró conseguir empleo a los pocos meses y reincorporarse al ámbito laboral. Sin embargo, destaca que fue muy difícil volver a tener estabilidad económica. “A las chicas que están pasando o han pasado por esta situación, les diría que no piensen que son las culpables o que haberse embarazado fue lo peor”.
Alma cuenta que tuvo el privilegio de que su proceso en conciliación y arbitraje fuera relativamente rápido. “El proceso en conciliación y arbitraje duró poco más de mes y medio. Tuve la fortuna de que todo se resolvió a mi favor; mis empleadores no me negociaron ni un peso y, al final, todo salió bien para mí”.
La discriminación por embarazo en el ámbito laboral es un problema estructural que daña el bienestar de madres e hijos y vulnera sus derechos. Las personas que han sufrido discriminación en el ámbito laboral, pueden denunciar en la COPRED por correo electrónico a quejas.copred@cdmx.gob.mx o llamar a la “Línea no discriminación”: 55-5658-1111. Da clic aquí para visitar el sitio web.
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