Un fenómeno muy interesante es cuando las personas son testigos de la aparición de un difunto cuando este ya no está en el plano de los vivos, debido a todas las coincidencias que tienen que conjuntarse para que, aunque intentemos darle una explicación racional, no haya forma de hacerlo.
Por eso en estas fechas de Día de Muertos hemos pedido a nuestros lectores de EL UNIVERSAL que nos contaran sobre sus experiencias paranormales con difuntos y apariciones, aquí te dejamos la recopilación con estas tres impactantes historias.
¿A ti te ha pasado?
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Pedro se vino a despedir de su hijo
Mi nombre es Jeronimo, actualmente tengo 48 años y este año se cumplen 18 años de este suceso, aclaro que siempre he sido escéptico sobre los fenómenos sobrenaturales, pero después de esto mi percepción cambió.
Vivo en Nezahualcóyotl en el Estado de México y para llegar a las 7 al trabajo en Naucalpan, al otro lado de la ciudad, debo salir de casa a las 5 de la mañana.
Para ese entonces rentaba en la colonia Las Maravillas, junto a mis dos hijas y mi esposa, y en la casa de a lado rentaba mi cuñado Pedro, de 30 años, con su pareja y su hijo que tenía un año de edad, pero recientemente habían discutido y él se había ido, por lo que se estaba quedando con uno de sus hermanos, Vicente.
Así que como todos los días me alisté, me cubrí bien del frío y salí de casa. Cuando abrí el zaguán me percaté de que había un hombre afuera de la casa de mi cuñado, como esperando que le abrieran.
Cuando pase enfrente vi que era él y aunque se me hizo raro verlo tan temprano pensé que había ido a ver a su hijo y estaba esperando que le abrieran la puerta.
Pasé de prisa. Dije: “Buenos días”, pero no recibí respuesta.
Me fui al trabajo y más tardé recibí la llamada de mi esposa informándome que se iría junto a mis dos hijas para Oaxaca porque su hermano menor, Pedro había fallecido en la madrugada.
“¿Pero cómo, a qué hora pasó?, le pregunté a mi esposa. “Yo lo vi en la mañana antes de venirme al trabajo”, le conté.
Resulta que Pedro había ido a pasar las fiestas de Día de Muertos a Oaxaca con sus padres. El 3 de noviembre decidió ir a jugar basquet a las canchas del pueblo, donde se encontró a varios conocidos y luego decidió pasar por algunas casas de sus familiares y paisanos, porque pronto regresaría a la Ciudad de México.
Por la noche vio que su mamá estaba lavando trastes y le dijo que dejará eso para la mañana siguiente, que hacía frío.
Así decidieron ir a dormir, pero aproximadamente a las tres de la mañana, mi suegro comenzó a escuchar que los perros ladraban y que el caballo relinchaba por lo que se paró a revisar.
Sin embargo, se dio cuenta que su hijo Pedro estaba haciendo ruidos extraños porque estaba sufriendo un paro respiratorio, desafortunadamente al ser una comunidad apartada y sin centros de salud, mi cuñado falleció a los minutos.
Por eso creo que Pedro visitó a sus familiares sin saber que era la última vez que los vería y fue a despedirse de su hijo cuando lo vi afuera de su casa casi una hora después de haber fallecido en Oaxaca, por eso los perros y el caballo relinchaba, porque la muerte estaba esperando llevárselo.
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Susana iba con nosotros en el autobús rumbo a depositar sus cenizas en su tumba
Mi nombre es Ann y lo siguiente nos pasó a mi familia y a mí hace varios años, por lo que hubo más de un testigo.
Resulta que mi abuela Susana falleció y sus cenizas se quedaron en el Estado de México pero la última voluntad de ella era descansar en su tierra natal, Oaxaca.
En fechas cercanas a Día de Muertos, porque se creía que era importante que las cenizas viajaran junto a su espíritu, contratamos un camión de pasajeros para que toda la familia viajara junta para depositar la urna en el panteón de allá.
Todo pasó en el camión, le pedimos al chofer hacer una parada antes de llegar a nuestro destino y él contó a todos los que bajaron para no olvidar a nadie. En total eran 25 personas.
Cuando todos regresaron volvió a contar y sólo había 24, por lo que dijo que esperaríamos a la persona que faltaba. Total que pasaron casi 20 minutos y nadie llegó.
Hasta que un familiar se acercó a preguntar porqué no avanzabamos
“No puedo, falta una persona, fue la última en bajar, cuando bajaron eran 25 y sólo han regresado 24”, explicó el chofer.
¿Cuál señora? Acá estamos todos, dijeron. “Fue una señora con un vestido de flores", pero ni suéter traía y hacía mucho frío. Entonces todos nos quedamos callados y fue cuando al señor le cayó veinte. Y nosotros supimos que la abuela Susana viajó con nosotros porque esa era su vestimenta.
Mi papá falleció hace 20 días
Mi nombre es Helidia Hernández y tengo un puesto de comida afuera del metro de la Ciudad de México, en la estación Toreo.
Hace como tres meses saqué mi puesto y cuando pasó don Alfonso, el de las carnitas, nos pusimos a platicar y a cotorrear con todos los del puesto, también los comensales lo vieron.
Nos despedimos con la promesa de que se diera una vuelta pronto, porque aunque estemos cerca nunca tenemos tiempo para ponernos al corriente.
Pasaron exactamente 8 días cuando vi que los hijos de don Alfonso se estaban llevando las cosas del puesto de carnitas.
"¿A dónde se llevan las cosas?, le pregunté a uno de los hijos del señor. "Es que vamos a vaciar el puesto", me respondió.
Y entonces fue cuando me dijo: "es que tiene como 20 días que falleció mi papá", se me cayó la quijada. No podía creer lo que me estaba diciendo.
"¿Cómo? Apenas hace 8 días platiqué con él", le juré. Pero al parecer lo que vi era el alma de don Alfonso despidiéndose por última vez de sus vecinos.
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