La práctica de reutilizar el aceite de cocina es una costumbre arraigada en muchas culturas, no sólo por razones económicas, sino también por su impacto positivo en el medio ambiente. A lo largo de los años, esta práctica ha demostrado ser beneficiosa tanto para el bolsillo como para el planeta.
Reutilizar el aceite de cocina es una forma efectiva de reducir el desperdicio y minimizar el impacto ambiental. Cuando se desecha incorrectamente, el aceite usado puede contaminar el agua y dañar la vida marina, además de obstruir los sistemas de alcantarillado. Al reutilizar el aceite, se reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos y cuerpos de agua, ayudando así a preservar el medio ambiente.
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Sin embargo, esta medida de ahorro, puede tener consecuencias perjudiciales para la salud, según revela un reciente estudio realizado por la Universidad de Illinois en Chicago (Estados Unidos). La investigación liderada por la profesora asociada Kathiresan Shanmugam encontró que el consumo de aceites de cocina fritos reutilizados puede provocar niveles más altos de neurodegeneración en ratas y sus crías en comparación con aquellas que consumen una dieta normal.
Esto se debe, que al reutilizar el mismo aceite para freír elimina muchos de los antioxidantes naturales y puede introducir componentes nocivos como acrilamida, grasas trans, peróxidos y compuestos polares. De igual modo, el estudio, que incluyó la suplementación con aceite de sésamo y aceite de girasol recalentados en la dieta de ratas durante 30 días, reveló que estos animales experimentaron un mayor estrés oxidativo e inflamación en el hígado, así como daños significativos en el colon que alteraron el metabolismo de los lípidos hepáticos.
Además, se observó una reducción en el transporte del importante ácido graso omega-3 DHA al cerebro, lo que resultó en neurodegeneración tanto en las ratas adultas como en sus crías. Estudios adicionales sugieren que la descendencia expuesta a los aceites recalentados mostró más daño neuronal que el grupo de control.
Estos hallazgos son preocupantes, ya que sugieren que el consumo regular de alimentos cocinados con aceite de freír reutilizado podría tener consecuencias negativas para la salud cerebral a largo plazo. La degeneración neuronal causada por la falta de ácidos grasos omega 3 puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Parkinson.
Si bien se necesitan más investigaciones, los científicos sugieren que la suplementación con ácidos grasos omega-3 y nutracéuticos como la curcumina y el orizanol podría ayudar a reducir la inflamación del hígado y la neurodegeneración.
Por lo tanto, es importante ser consciente de los riesgos asociados con reutilizar el aceite de freír y tomar las medidas necesarias para reducir su consumo. Una forma sencilla de hacerlo es desechar el aceite después de cada uso y utilizarlo solo una vez para cocinar alimentos.
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Además, se recomienda optar por alternativas más saludables al momento de cocinar, como utilizar aceites vegetales como el oliva o canola, que son ricos en ácidos grasos monoinsaturados y tienen propiedades antioxidantes beneficiosas para la salud cerebral.
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