El y las migrañas pueden ser influenciados por la alimentación. Según especialistas como el Dr. Jaime Rodríguez Vico, responsable de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, la dieta puede desempeñar un papel crucial al impactar el sistema nervioso central y otros mecanismos relacionados con estos malestares.

Alimentación equilibrada para la prevención

Una saludable, como la basada en el Healthy Eating Plate (HEP) de Harvard, es una opción recomendada para quienes buscan reducir la frecuencia e intensidad de las cefaleas. Esta dieta sugiere llenar la mitad del plato con frutas y verduras, un cuarto con carbohidratos integrales y otro cuarto con proteínas magras, además de limitar el consumo de carnes rojas y procesadas.

La dieta mediterránea y la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) también han mostrado beneficios en la reducción de los dolores de cabeza. Ambas proponen un consumo moderado de grasas saludables, como las provenientes de los ácidos Omega 3 y Omega 6, y una disminución de carbohidratos refinados, grasas saturadas y sal. Estudios han señalado que la DASH es especialmente efectiva para disminuir la frecuencia y duración de las migrañas.

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Alimentos que ayudan a estabilizar la glucosa

Los alimentos de bajo índice glucémico, como granos integrales, legumbres y verduras bajas en almidón, contribuyen a mantener niveles estables de glucosa en sangre, reduciendo así los picos que podrían desencadenar migrañas. Además, se recomienda evitar periodos de ayuno prolongados. Comer pequeñas porciones a lo largo del día puede prevenir episodios de cefaleas.

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Los desencadenantes más comunes

Aunque algunos alimentos como el chocolate, los quesos curados, el alcohol o el café suelen asociarse con migrañas, su impacto varía según cada persona. Por ello, los expertos no aconsejan restricciones generales, sino una personalización de la dieta. Sin embargo, es prudente limitar el consumo de productos con glutamato monosódico, aspartamo y cafeína, ya que estos pueden actuar como desencadenantes en algunos casos.

Hábitos complementarios

Más allá de la dieta, otros factores como mantenerse hidratado, realizar actividad física regular, cuidar la calidad del sueño y manejar el estrés también son fundamentales para prevenir dolores de cabeza. La clave está en adoptar un enfoque integral, ajustado a las necesidades individuales de cada persona, siempre bajo la guía de un profesional de la salud.

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