Ya inició septiembre, y con ello, muchas personas lo consideran como el mes donde más sismos se presentan.
Los constantes temblores en México se deben a que el país se encuentra ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica.
Los sismos ocurren porque la tierra está cubierta por una capa rocosa conocida como litosfera, con espesor hasta de 100 km, la cual está fragmentada en grandes porciones llamadas placas tectónicas.
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La movilidad de éstas ocasiona que en los bordes, donde las placas hacen contacto, se generen esfuerzos de fricción que impiden el desplazamiento de una respecto a la otra. Si dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de las rocas, o se vencen las fuerzas friccionantes, ocurre una ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada.
Un sismo trepidatorio se manifiesta con un movimiento vertical del suelo, como si el suelo estuviera brincando de arriba a abajo.
Mientras que un sismo oscilatorio es un sismo que produce un movimiento horizontal del suelo, como si el suelo estuviera balanceándose de un lado a otro.
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