La siesta, práctica valorada en culturas como la española, argentina y china, ha demostrado ser beneficiosa para la salud y el rendimiento cognitivo. Numerosos estudios destacan que la siesta puede mejorar la función cerebral, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y aumentar la productividad. En Japón, la siesta incluso se integra en la jornada laboral bajo el concepto de “inemuri”.
La falta de sueño es un problema global, con el 43% de las personas durmiendo solo seis horas por noche, cuando se recomiendan entre 7 y 9 horas. Este déficit de sueño está vinculado a problemas de salud física y mental, como la obesidad, la depresión y enfermedades cardiovasculares. Las siestas surgen como una solución efectiva para compensar este déficit, mejorando significativamente el rendimiento y la función cognitiva.
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Los beneficios de las siestas incluyen mejoras en el tiempo de reacción, la alerta, la memoria y la creatividad. Según un estudio publicado en Journal of Sleep Health, las personas que toman siestas tienen un mayor volumen cerebral y una mejor función cognitiva. Además, las siestas regulares están asociadas con niveles más altos de felicidad.
Para maximizar los beneficios de la siesta, los expertos recomiendan que sean cortas, de menos de 30 minutos, preferiblemente durante la primera parte de la tarde. Las siestas largas pueden interferir con el sueño nocturno, mientras que las cortas, según un estudio de la Universidad de Hertfordshire, están vinculadas con mayores niveles de felicidad y mejoras en la salud general.
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Establecer una rutina de siestas puede amplificar estos beneficios. Según investigaciones publicadas en Progress in Brain Research, las personas que duermen siestas de manera rutinaria experimentan mejoras significativas en la función cognitiva y la felicidad.
El sueño insuficiente afecta negativamente al rendimiento laboral. Encuestas indican que el trabajo interfiere con el descanso de muchos adultos, afectando la capacidad de liderazgo y la inspiración en el trabajo. Datos de Sleep Doctor revelan que una gran parte de la población laboral toma siestas durante la jornada laboral, lo que sugiere que la siesta puede ser una herramienta útil para mejorar la productividad y el bienestar en el lugar de trabajo.