El anhelo por las mañanas de una taza de café es un hábito que comparten muchas personas. Sin duda se trata de una de las bebidas favoritas para empezar el día con energía y buen humor. Sin embargo, a la hora de consumir medicamentos, su efecto puede alterarse y tener cierto rebuscamiento en la salud.
La cafeína es un compuesto natural presente en más de 60 plantas, incluyendo granos de café, hojas de té, nueces de cola y vainas de cacao. Además, tiene el poder de estimular el sistema nervioso central, lo que puede mejorar el estado de ánimo, aumentar la disposición física y mental y combatir la depresión.
La cantidad de cafeína varía en las bebidas, alcanzando su punto máximo en la sangre aproximadamente una hora después de su consumo. No se acumula en el cuerpo, ni se almacena, ya que se elimina a través de la orina muchas horas después de haber sido ingerida.
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A pesar de las bondades de su consumo, la cafeína puede interactuar con medicamentos y suplementos de hierbas, lo que puede aumentar el riesgo de efectos secundarios. Por ejemplo, mezclarla con efedrina, común en descongestionantes, puede aumentar el riesgo de problemas cardíacos y convulsiones. Además, la teofilina, utilizada para abrir las vías respiratorias, potencia los efectos adversos. Incluso el suplemento herbal echinacea puede aumentar la concentración de cafeína en la sangre.
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Sin dudas, la cafeína es una sustancia versátil, por lo que es esencial comprender cómo afecta a nuestro cuerpo y cuándo es necesario limitar su consumo para mantener una salud óptima. Al hacerlo, podemos disfrutar de esta maravillosa bebida con responsabilidad y bienestar.
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