El alcoholismo es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, con devastadoras consecuencias tanto para los individuos que la padecen como para sus familias y la sociedad en general. A pesar de los esfuerzos para combatirla, el estigma asociado y la falta de comprensión continúan siendo grandes obstáculos.
Según el licenciado en Psicología Javier Romero, el alcoholismo, también conocido como dependencia del alcohol, es una condición caracterizada por una fuerte necesidad de consumir alcohol, la pérdida de control sobre su consumo y la aparición de síntomas de abstinencia cuando no se ingiere. Los adictos al alcohol a menudo desarrollan una alta tolerancia, lo que significa que necesitan consumir mayores cantidades para lograr el mismo efecto.
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Ante esto, es crucial hablar del Delirium Tremens, un síndrome de abstinencia alcohólica que puede ser extremadamente grave. Si decides dejar de beber y tienes un problema severo de alcoholismo, es vital que un médico supervise tu proceso de desintoxicación. Solo un profesional podrá determinar si puedes gestionar el síndrome de abstinencia de forma ambulatoria o necesitas ingreso hospitalario para monitorizar tu situación.
Medidas objetivas
Para evaluar una posible adicción al alcohol, se utilizan las Unidades de Bebida Estándar (UBE). En nuestro país, una UBE equivale a 10 gramos de alcohol puro. Las equivalencias son las siguientes:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de riesgo se sitúa en:
A partir de estas cantidades, el consumo se considera perjudicial, afectando tanto la salud física como mental y pudiendo llevar a la dependencia. Además de la cantidad de alcohol consumida, hay otros síntomas importantes que ayudan a valorar una adicción:
Si experimentas varias de estas situaciones, probablemente tienes un problema de adicción al alcohol, independientemente de las UBEs consumidas. Aceptar este problema y buscar ayuda profesional es el primer paso hacia la recuperación.
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La lucha contra el alcoholismo es compleja y multifacética, pero no imposible. Con el apoyo adecuado y un enfoque integral que incluya tratamiento, educación y prevención, es posible hacer frente a esta enfermedad y ofrecer a los afectados la oportunidad de una vida saludable y plena.