Los hábitos saludables son fundamentales para un correcto cuidado de la salud. Con la aparición de la pandemia de coronavirus las personas tomaron mayor conciencia sobre su bienestar y ante la mínima alerta no falta la consulta médica.
Una de las afecciones que padecen 1 de cada 10 argentinos es el Síndrome de Intestino Irritable, que en casos leves con cambios en la dieta y el manejo del estrés se puede ayudar a controlar sus síntomas. Por otra parte, los cuadros severos precisan de psicoterapia y medicamentos.
El Síndrome de Intestino Irritable es un trastorno frecuente que afecta al estómago y los intestinos. Pese a que solo una pequeña parte de los pacientes presenta síntomas graves, esta afección es un trastorno crónico que se tiene que controlar a largo plazo.
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Entre las señales del Síndrome de Intestino Irritable se encuentran la distensión abdominal, producción de gases, dolor, constipación y diarrea. Las causas que pueden producir estos síntomas son muchas y muy variables. Por ejemplo, intolerancias digestivas, alteración de la microbiota y la flora intestinal, que se llama disbiosis.
Asimismo, un cuadro de estrés puede generar una alteración en el movimiento intestinal, en la secreción de enzimas y sustancias digestivas que pueden derivar en el Síndrome de Intestino Irritable. Estos síntomas deben estar presentes durante al menos tres días al mes en los últimos tres meses para establecer un diagnóstico de esta patología.
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Una vez identificado el Síndrome de Intestino Irritable el tratamiento se centra en abordar los síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona afectada, con un cambio en su dieta evitando los alimentos que puedan desencadenar los síntomas.
En este caso, algunas personas encuentran beneficioso eliminar lácteos, alimentos ricos en grasas y otros irritantes gastrointestinales de su rutina alimentaria. La consulta con un dietista especializado en trastornos gastrointestinales puede proporcionar orientación específica sobre la dieta más apropiada en estos casos.