El cuidado que debemos tener con respecto a nuestra alimentación no solo pasa por la elección de alimentos ricos en nutrientes y evitar los alimentos procesados. Controlar las cantidades de alimentos que ingerimos es fundamental para controlar el peso corporal y evitar problemas en nuestra salud.
Desde el Ministerio de Salud y Deportes de Bolivia remarcan que debemos tener bien presente que la alimentación es el proceso de la ingesta de sustancias que forman parte de nuestra dieta y son necesarias para nuestra nutrición, así mismo la alimentación balanceada es el consumo de los alimentos necesarios para estar sanos y nutridos.
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Riesgos del consumo de sal
En este marco, y volviendo a hacer hincapié en el control de las cantidades de alimentos que ingerimos, resulta necesario hablar sobre la sal. Este condimento tan tradicional en las cocinas debe ser reducido ya que incrementa la presión arterial causando aproximadamente el 30% de la prevalencia de hipertensión, y también se le ha vinculado con el cáncer de estómago, empeoramiento de asma, osteoporosis, cálculos renales, insuficiencia renal y con la obesidad, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud.
La Procuraduría Federal del Consumidor de México (Profeco) advierte que muchas personas consumen más sal de la que se necesita, afectando sus riñones, los mayores reguladores del sodio en la sangre y de mantener el equilibrio del sodio almacenado en nuestro cuerpo para su aprovechamiento óptimo. Este hábito, remarca, pone en riesgo la salud.
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El consumo en exceso de sal tiene serios impactos en la salud de las personas. Al respecto, te contamos sobre 3 riesgos ocultos que este hábito puede causar en el organismo: altera el equilibrio de las bacterias en el intestino, afecta al cerebro y afecta la regulación del apetito.
- Altera el equilibrio de las bacterias: la dietista Emily Leeming advierte que la sal en exceso disminuye la presencia de lactobacilos en el intestino. Esto hace que la presión arterial se incremente.
- Afecta al cerebro: el exceso de sal disminuye microbios beneficiosos que habitan el intestino y que afectan a las funciones cognitivas, principalmente de la memoria y aprendizaje.
- Afecta la regulación del apetito: su consumo en exceso puede llevar a que tengamos más hambre ya que interfiere en la liberación de una hormona llamada GLP-1 que se encarga de controlar la saciedad.