Las relaciones de pareja son un aspecto fundamental de la experiencia humana y comprender las etapas del amor puede proporcionar una perspectiva valiosa sobre su evolución. Desde la primera chispa de atracción hasta el compromiso profundo, el amor atraviesa distintas fases que reflejan el crecimiento y la transformación de la conexión entre dos personas. Acá exploramos las cinco fases del amor, del psicólogo estadounidense Mark Travers y cómo cada una contribuye a construir una relación sólida y duradera.
Esta etapa se caracteriza por emociones intensas y la emoción del descubrimiento. Durante esta fase, las personas suelen estar cegados por el enamoramiento, deleitándose con la compañía del otro y alineándose en preferencias superficiales, teniendo la relación prioridad sobre otros aspectos de sus vidas.
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Reconocer el enamoramiento mientras sientas las bases para una comunicación abierta y un entendimiento mutuo, es vital para evitar un apego excesivo y una conexión genuina más allá de la intensidad inicial.
A medida que la emoción inicial se desvanece, las parejas suelen entrar en la etapa de incertidumbre, donde la euforia da paso a una realidad más texturizada. Pueden surgir dudas y las diferencias se hacen evidentes.
Las reacciones no reflexivas durante esta fase pueden poner en peligro la relación, ya que las investigaciones indican una alta posibilidad de aumento del estrés durante interacciones dañinas en tiempos de incertidumbre. Es imperativo no sacar conclusiones apresuradas, sino ver esta etapa como una oportunidad de crecimiento: un campo de prueba para la resiliencia de la relación. Establecer objetivos comunes crea una hoja de ruta para el futuro, guiando la relación a través de las incertidumbres de esta etapa.
Esta etapa significa un periodo de adaptación a rutinas e integración de las vidas de cada uno, lo que requiere un equilibrio entre las identidades individuales y las responsabilidades compartidas. Para prosperar durante esta fase, acepta el cambio como una parte natural del viaje. Fomenten el desarrollo personal de cada uno, reconociendo que el crecimiento es esencial para una relación próspera.
Asumir responsabilidades compartidas. Describe y discute claramente las tareas compartidas para una distribución justa, reduciendo malentendidos y fomentando un sentido de trabajo en equipo. Encuentren un punto medio cuando se enfrenten a opiniones diferentes, ya que el compromiso es la piedra angular de una asociación saludable, permitiendo que ambas personas se sientan escuchadas y valoradas.
A medida que aceptan los defectos de cada uno y se sienten más cómodos, se desarrolla un compromiso más profundo. Dado que la chispa inicial se apaga, las parejas pueden temer una disminución en la intimidad sexual. Sin embargo, mantener la emoción no es imposible, solo requiere un esfuerzo continuo.
Aviva la llama de vez en cuando, con una cita nocturna y nuevas experiencias juntos. Elimina los dispositivos por completo cuando pasen tiempo juntos y aprecia la belleza única de esta etapa sin intentar recuperar la chispa de luna de miel.
La etapa de aceptación es un testimonio de la fortaleza y profundidad de una relación. Implica aceptar los defectos de cada uno, apreciar el viaje y encontrar satisfacción en el momento presente. En esta etapa, las parejas desarrollan vínculos irremplazables y se convierten en fuentes confiables de apoyo.
Por eso, abrazar las amistades para mantener un equilibrio saludable entre los espacios personales y compartidos, previniendo la codependencia es fundamental.
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Las relaciones de pareja son un viaje lleno de transformaciones y aprendizajes. Aceptar y valorar cada fase del amor permite a las parejas construir una conexión más profunda y significativa, basada en la comprensión, la comunicación y el compromiso mutuo. Al final, el verdadero amor no es solo una emoción pasajera, sino una elección constante de cuidar, respetar y apoyar a la pareja a lo largo del tiempo.
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