La depresión es una enfermedad grave y común que afecta física y mentalmente a muchas personas en su modo de sentir y de pensar, puntualiza la organización Salud Mental en América (Estados Unidos). Además, añade que puede causar ansiedad, pérdida del sueño, del apetito, y falta de energía, motivación o placer en realizar diferentes actividades.
Esa falta de energía y motivación que caracteriza a la depresión es interpretada como fatiga que, según los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, cuando no se alivia con dormir bien, nutrirse bien o tener un ambiente de bajo estrés, debe ser evaluada por su proveedor de atención médica.
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Desde la Organización Mundial de la Salud afirman que la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Además, remarcan que está estrechamente relacionada con la salud física y, por consiguiente, la salud física desempeña un papel en la depresión.
Más allá de esto, un estudio desarrollado por la Universidad de Cambridge precisa que existe una conexión muy fuerte entre los niveles bajos de vitamina B12 y la depresión, el mal humor y la fatiga. La investigación puntualiza que existe hasta un 51% más de probabilidades de padecer síntomas relacionados con la depresión en personas con déficit de esta vitamina.
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Desde el Instituto Mayo Clinic destacan en la vitamina B12 un papel esencial en la formación glóbulos rojos, el metabolismo celular, la función nerviosa y la producción de ADN. En este punto, sus expertos afirman que la deficiencia de esta vitamina puede causar síntomas de depresión, anemia, fatiga, debilidad muscular, problemas intestinales, daño en los nervios y trastornos del estado de ánimo.
Por lo tanto, resulta indispensable que la vitamina B12 no falte en el organismo de las personas y la mejor forma de asegurarse que eso suceda es a través de ciertos alimentos que la contienen. Al respecto, la Clínica Universidad de Navarra (España) ofrece la siguiente lista de alimentos que no deberían faltar en nuestra dieta: Hígado, Riñones, Sardinas, Patés, Conejo, Caballa, Jurel, Sesos, Arenques, Sardinas, Mejillones, Mollejas, Atún, Salmón, Huevo, Cerdo, Cordero, Carne vacuna, Quesos Gruyére y Emmental, Merluza, Leche de vaca y Morcilla.