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Cuidar la salud y alargar la esperanza de vida esta en nuestras manos. Según diversos estudios científicos de Harvard, pequeños hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia en nuestra longevidad y bienestar general. Una de las rutinas más recomendadas y fácil de aplicar es caminar de 20 a 30 minutos al día, para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, mejorar la función cerebral y fortalecer el sistema inmunológico.
Las guías de la Organización Mundial de la Salud recomiendan al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada. Caminar, nadar o andar en bicicleta son actividades que pueden mejorar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. Además, el ejercicio regular tiene efectos positivos en la salud mental, ayudando a reducir los niveles de estrés y mejorando el estado de ánimo, lo que a su vez contribuye a una vida más plena y saludable.
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Además de la actividad física, la ciencia sugiere otros hábitos clave para alargar la vida, como una dieta rica en frutas, verduras y grasas saludables (como las del aceite de oliva), evitar el consumo excesivo de alcohol y asegurar una adecuada calidad del sueño. Según el American Journal of Clinical Nutrition, seguir una dieta mediterránea puede reducir el riesgo de muerte temprana en un 25%, mientras que dormir entre 7 y 8 horas por noche se asocia con una mejor salud cardiovascular y un menor riesgo de obesidad.
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De este modo, pequeñas decisiones diarias que hagamos en nuestra vida, como caminar, comer de manera equilibrada y priorizar el sueño, pueden tener un impacto significativo en la longevidad. Estas rutinas sencillas no solo alargan la vida, sino que también mejoran la calidad de la misma, proporcionando mayor bienestar físico y mental.