Entre las mascotas más elegidas se encuentran los gatos y los perros. Estos están presentes en prácticamente todos los hogares y son de los que llevan más años de haber sido domesticados por el ser humano por lo que ya son parte indiscutible de las familias. Su crianza también ha cambiado y sus razas han ido variando tanto que su diversidad es amplia.
Si nos centramos específicamente en los gatos, debemos señalar que se trata de mascotas muy independientes que han logrado sobrevivir a la domesticación. Esto en base a que más allá de ser un animal que habita el mismo hogar con los seres humanos, se valen de su naturaleza para marcar su territorio, mostrar su independencia y mantener algunas costumbres propias de su instinto.
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En esa naturaleza que llevan impresa en el ADN los gatos, se encuentra su instinto de supervivencia y su gran capacidad para cazar. Es en este marco que Manuel Peinado Lorca Role, director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá, apunta a datos estadísticos que evidencian que se trata de una mascota que tiene la fama de ser un ‘letal’ depredador y la explicación es muy interesante.
Los gatos han logrado llegar a distintos rincones del mundo y en muchos lugares han demostrado ser grandes cazadores. Los insectos son uno de sus platillos favoritos y es prácticamente incalculable la cantidad que pueden comer de estos. Sin embargo, cuando se trata de animales como aves, mamíferos, reptiles y anfibios, se destaca que son uno de los motivos por los cuales algunas especies han terminado desapareciendo.
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Algunas estimaciones señalan que estas mascotas han atacado a más de dos mil especies, destacándose en primer lugar los conejos, ratones y gorriones. Dentro de esas especies hay 350 que ya son consideradas en peligro de extinción, aunque algunas ya desaparecieron. Los gatos poseen un instinto cazador que hacen valer gracias a su visión nocturna, sus afilados dientes y las garras retráctiles con las que cuentan.
Entre los datos históricos más precisos se puede señalar al gato como el responsable de la extinción de varias especies de aves en las islas Canarias. Además, en 1985, un solo gato fue el encargado de exterminar al pájaro Xenicus lyalli en la isla Stephens, de Nueva Zelanda, cuya especie no se volvió a ver jamás. Estos son solo ejemplos de lo que los gatos pueden hacer por su naturaleza y su letal sistema de depredación.