En un mundo lleno de comparaciones constantes, donde las redes sociales y las expectativas externas a menudo nos presionan, la filosofía japonesa de Oubaitori emerge como una invitación a la serenidad y a la autenticidad. Este concepto compara el mundo con un jardín en el que cada persona es una flor distinta, destinada a florecer a su propio ritmo y de acuerdo con su naturaleza única.
Según el psicólogo Miguel Ángel Velasco, autor del libro La vida en palabras (2024), Oubaitori nos enseña a dejar de mirar hacia los lados y centrarnos en nuestro propio camino: “Es una filosofía que nos libera de la necesidad de compararnos con los demás. Cada uno de nosotros tiene fortalezas y debilidades únicas y aceptar esto es clave para sentirnos en paz con nosotros mismos”.
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En el marco de Oubaitori, las diferencias entre las personas no son defectos, sino parte de la riqueza del jardín del mundo. “Algunos pueden ser como las rosas, que florecen rápidamente, mientras otros son como los lirios, que tardan más pero son igualmente hermosos. Lo importante es que cada uno tiene su tiempo y su manera de florecer”, añade el autor.
Oubaitori se basa en dos principios fundamentales:
Aunque este concepto tiene raíces filosóficas profundas, existen maneras prácticas de integrarlo en la vida cotidiana:
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Practicar esta filosofía es un recordatorio constante de que el verdadero crecimiento comienza cuando dejamos de compararnos y aceptamos quienes somos, una flor única en el jardín de la vida.