Mantener los niveles de glucosa dentro de los límites recomendados es crucial para quienes padecen diabetes y el ejercicio es una de las estrategias más eficaces para lograrlo. De acuerdo con la Clínica Mayo, mantenerse activo ayuda a que los músculos utilicen la glucosa en la sangre como energía, lo que reduce los niveles de azúcar y mejora la capacidad del cuerpo para usar la insulina.
Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que caminar 15 minutos al día puede reducir los efectos de genes relacionados con la obesidad hasta en un 50%, además de mejorar el estado de ánimo y disminuir el estrés y los antojos. Otro estudio de la Universidad de Granada, publicado en Obesity, reveló que el momento del ejercicio también es clave. Aquellos que hacían más del 50% de ejercicio moderado a vigoroso entre las 6 p.m. y la medianoche vieron caídas significativas en sus niveles de glucosa, especialmente en personas con alteraciones en el metabolismo de la glucosa.
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Los estudios también mostraron que caminar ligero durante 15 minutos después de una comida ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. Este simple hábito puede prevenir complicaciones como la diabetes tipo 2 o beneficiar a personas que ya padecen la enfermedad, ya que ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a mantener el azúcar bajo control.
Caminar después de comer ayuda al cuerpo a utilizar la glucosa presente en la sangre, lo que reduce los picos de azúcar que normalmente se producen tras las comidas. Este proceso ocurre porque los músculos, al activarse durante la caminata, absorben más glucosa del torrente sanguíneo, lo que disminuye los niveles de azúcar de manera natural y sin la necesidad de fármacos.
El estudio de Harvard recomienda caminar 15 minutos después de cada comida, lo que suma un total de 45 minutos diarios de actividad física leve. Aunque parezca un tiempo corto, los beneficios para el control del azúcar en sangre son sorprendentes. Si bien las pautas tradicionales sugieren realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, esta investigación destaca que dividir ese tiempo en tres caminatas cortas tras las comidas puede ser más eficaz para controlar los niveles de glucosa.
Además de reducir los niveles de azúcar en la sangre, caminar después de comer también puede ayudar a la digestión, mejorar la circulación y contribuir a la pérdida de peso. Según los investigadores, este simple hábito podría tener un impacto positivo en la prevención de complicaciones relacionadas con la diabetes, como problemas cardiovasculares y daño renal.
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Caminar regularmente y en el momento adecuado del día puede ser una estrategia eficaz para quienes buscan controlar la diabetes y mejorar su salud en general. Además de reducir los niveles de glucosa, el ejercicio ayuda a prevenir complicaciones y mejora el bienestar emocional.